Al parecer, los diputados creen que Transparencia es decir abiertamente que van a gastar 82 millones de pesos en canastas de Navidad. Transparencia es informar puntualmente del uso del dinero público antes y/o después de haberlo utilizado en lo que se debe utilizar.
Transparencia tampoco es publicitar licitaciones... para que después las gane quien se haya determinado que las debe ganar. Transparencia no es ser clientelista abiertamente; eso es desfachatez. Transparencia, precisamente, es acabar con el clientelismo. Pero el clientelismo ya no es un problema de nuestro sistema democrático. Es el sistema.
Los diputados (senadores y alcaldes) no fueron elegidos para regalar canastas de Navidad, ni para regalar nada que no salga de su bolsillo personal. Sus funciones no son las de asistir al enfermo, dar de comer al hambriento o socorrer al necesitado. Para eso existen las tropecientas instituciones, bonos, subsidios y oficinas que el PLD (sin protesta de la oposición) ha ido nutriendo y articulando en torno a su proyecto de poder desde hace casi 20 años.
El dinero público es dinero ajeno. Es dinero que los contribuyentes cedemos (obligados) para estructurar y desarrollar el país. Parques de luces, canastas, limosnas y cajas con foto o nombre del político en campaña no entran en esa categoría.
El PLD tiene ahora tanto poder que podría acabar con esta estafa al contribuyente. Pero no quiere.
¿Qué es peor?... ¿que sepan que está mal y aún así lo hagan o que ni siquiera entiendan que es un uso indebido del dinero público?
Inés Aizpún
IAizpun@diariolibre.com
Diario Libre.com
http://www.diariolibre.com/opinion/2014/09/23/i803981_canastas-transparentes.html
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