Abel Martínez, por fin, usó la palabra barrilito para referirse a lo que antes exigía denominar Fondo de Gestión Social... Y aunque su anuncio de que los diputados ya no utilizarán 114 millones del dinero de los contribuyentes en sus afanes personales ha caído bien... el problema no está resuelto.
Para empezar, y si la intención es sincera, que desistan de gastar 82 millones en regalar canastas de Navidad. No es su dinero, es el nuestro.
Ese dinero no debe pasar por sus manos, ni siquiera para ser “generosos”, y dirigirlo hacia los hospitales de sus respectivos pueblos. El dinero de los hospitales debe ser administrado por Salud Pública: ni por los diputados en un ataque de mercadeo político y lavado de imagen, ni por Vicepresidencia, ni Presidencia.
El punto esencial es terminar con el hecho de que políticos y funcionarios puedan adjudicarse y manejar dinero muy lejos de las funciones para las que fueron elegidos o nombrados. Es cerrar esa llave de dinero fácil que han encontrado para que sus caridades y sus campañas electorales (que se confunden) las paguemos los demás.
En ese dispendio entran ministerios enteros como el de la Juventud, o acciones insólitas como el gasto del Ayuntamiento del Distrito de 60 millones de pesos de los contribuyentes en organizar un parque de luces en Navidad. Y el barrilito de los senadores, las nominillas, un tercio del servicio exterior...
No sólo la forma está mal. Es el fondo, que se sientan con el derecho de hacerlo.
Inés Aizpún
IAizpun@diariolibre.com
Diario Libre.com
http://www.diariolibre.com/opinion/2014/10/16/i840111_ahora-las-canastas.html
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