La reaparición a través de los medios de comunicación del convicto por narcotráfico Quirino Paulino Castillo ha encendido la mecha de la discusión pública. Siendo su blanco el expresidente Leonel Fernández, no podía esperarse una repercusión menor que la tenida hasta hoy.
Como ocurre siempre con individuos que despiertan pasiones, contra acusador y acusado se esgrimen torrentes de argumentos ad hominem: desacreditado el acusador (o el acusado) se desacredita la acusación (o la defensa). Falacia pura.
Veamos algunos “argumentos” recurrentes en estos días.
Quirino no es creíble porque fue (o es) narcotraficante. Narcotraficante no es sinónimo de mentiroso. Se puede pensar, con sobrada razón, que alguien dedicado a este delito esté huérfano de atributos éticos, pero la ética es una cosa y no mentir sobre determinadas cuestiones, otra. Seguro que no mintió cuando negoció con los gringos, y por eso obtuvo una condena reducida.
Quirino dice la verdad y Leonel Fernández se benefició conscientemente del narcotráfico. En un cable de los filtrados por WikiLeaks, del 5 de noviembre de 2005, se atribuye a Fernández decir a su interlocutor diplomático que el caso del capo tomó al país por sorpresa. “Fernández comentó que a menudo resulta imposible saber cómo es realmente una persona. Durante su campaña, el Presidente personalmente escuchó comentarios muy positivos sobre Paulino”. ¿Quién o quiénes hicieron esos comentarios? Gente de su entorno, muy probablemente, pero ¿sabía Fernández quién era en verdad Quirino? Afirmarlo categóricamente es pasarse tres pueblos.
Quirino está hablando por boca de ganso: Hipólito Mejía. Revela el periodista Julio Martínez Pozo, estrechamente vinculado al PLD, que Quirino intentó decir las mismas cosas, o parecidas, en diciembre de 2012. Para entonces, las protestas contra Leonel Fernández por el déficit fiscal y la corrupción heredados estaban en su clímax, mientras Hipólito Mejía se peleaba a muerte con Miguel Vargas y tan ajeno al país que no es memorable una sola declaración suya de apoyo a las protestas. ¿La hubo?
Quirino está hablando por boca de ganso: los reeleccionistas. Difícil demostrarlo por dos razones. 1) Danilo Medina no ha decidido que reformará la Constitución para intentar reelegirse; 2) Si finalmente la reforma y disputa la candidatura del PLD, barre a Leonel Fernández como escobita nueva. No tiene nada, absolutamente nada que temerle. Lo dicen las encuestas de financiamiento conocido.
Quirino está sirviendo de instrumento a los Estados Unidos, que le tienen el agua puesta a Leonel Fernández. Si Washington tuviera alguna certeza que justificara incriminar al expresidente, no necesitaría los servicios de El Don. Lo incriminan y punto. Las elucubraciones sobran. No olvidemos nunca la suficiencia, y eficiencia, de la política imperial.
La gran popularidad de Leonel Fernández es la razón de la “campaña sucia”. Según la última Gallup, si Leonel Fernández encabeza la boleta morada, irá a segunda vuelta y dada su alta tasa de opinión desfavorable, 62.5%, cualquier cosa puede pasar. Está puntero, pero no es imbatible.
Las declaraciones de Quirino obedecen a que Leonel Fernández combatió denodadamente el narcotráfico. Leer los informes anuales de la Estrategia Internacional sobre Control de Narcóticos, elaborados por el Departamento de Estado, comprueba que no hay diferencias significativas en el combate contra las drogas de los gobiernos dominicanos desde 1999 a 2014. El argumento carece de robustez.
Es también una campaña contra el PLD. La suerte del PLD no parece estar asociada a la de Leonel Fernández. Volviendo a la Gallup: el 63.9 % de la población cree que Danilo Medina debe ser el candidato peledeísta. Si hay reelección, el 12.9 % cree que debe serlo Fernández, si no la hay, el 31.4 %. Tampoco compiten en el partido. El 67.2 % de los peledeístas se inclina por Medina y el 17.8 %, por Fernández.
Respondió demoledor/no respondió nada. Relea con calma los tres cortos párrafos de la respuesta y, después, sea usted el jurado… si puede.
Argumentos de terceros aparte, le recomendamos leer a Lucas 9:60. Pero no lo haga literalmente. La Biblia es pura metáfora. Cuando haya entendido el mensaje de Jesús, pregúntense entonces a quién estaba dirigida la cita que cierra la declaración de Leonel Fernández. Quizá encuentre la clave de algunas cosas.
Si llegado a ese punto se dice ¿y entonces?, tendrá por lo menos una certeza: al país le gusta morderse la cola.
Margarita Cordero
LA OPINIÓN DE LA DIRECTORA
7 Días
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