El objetivo perseguido por el condenado por narcotráfico, Quirino Ernesto Paulino Castillo, es el presidente Leonel Fernández, y a mí, en lo personal, me parece que el móvil es pura venganza, posiblemente porque quien firmó su extradición a los Estados Unidos fue precisamente el presidente Fernández. Al margen de cuáles son los motivos que impulsan a Quirino, estas denuncias deben ser investigadas y aclaradas por el Ministerio Público, y ojalá que por los propios afectados.
Descartar las denuncias pura y simplemente por quien las hace, es desconocer cómo se opera en estos ámbitos. Es cierto que la palabra de Quirino se encuentra tremendamente devaluada por su historial criminal, sin embargo para nadie es un secreto que los fiscales en muchas partes del mundo, incluyendo República Dominicana, llegan a acuerdos de colaboración con personas de la calaña de Quirino, pues las informaciones que pueden proveer este tipo de personas pueden ser valiosas para realizar investigaciones sobre hechos delictivos.
No se trata de que haya que creer lo que pueda informar Quirino y por el contrario, sus informaciones deben tomarse con una gran aprehensión, pero no pueden ser desechadas por las autoridades, que deben investigarlas, sea para descartarlas informándolo a la opinión pública para resarcir de alguna manera las honras perjudicadas, sea para confirmarlas e identificar las pruebas que permitan el inicio de acciones penales contra los responsables.
La Fiscalía del Distrito Nacional llegó a un acuerdo con Sobeida Félix Morel, en el que ésta ofreció información a las autoridades. ¿Significaba esto que debía creerse la información suministrada por ella? Para nada, pero la idea es tener información que conduzca a las pruebas que permitan formar un caso penal. Se supone que las reglas que imperan en este tipo de acuerdo implican que si las autoridades detectan la más pequeña mentira en las informaciones suministradas, el informante pierde de inmediato las ventajas que negoció a cambio de la información.
El caso del propio Quirino es bastante elocuente. Es conocido que Quirino llegó a un acuerdo con las autoridades norteamericanas. Prueba de ello es que varios de sus familiares fueron llevados a los Estados Unidos para protegerlos de posibles represalias debido a las informaciones que daría. Otra prueba es lo rápido que salió de prisión, en alrededor de diez años, un tiempo muy reducido para ser un verdadero capo del narcotráfico y las toneladas de cocaína que admite trasegó a los Estados Unidos. Las informaciones que ofreció debieron ser investigadas y confirmadas aunque poco sepamos al respecto.
El camino a seguir en República Dominicana es muy claro: los hechos denunciados por Quirino deben ser investigados. ¿Qué se debe investigar? Todos los detalles ofrecidos, por ejemplo, Funglode debe tener evidencia documental de la forma en que fue adquirida su planta eléctrica. Le bastaría hacerla pública y ofrecer esa información al ministerio público para despejar dudas, pues Quirino ofreció datos muy concretos como la capacidad de la planta y su precio.
Las fortunas de las personas denunciadas por Quirino, incluyendo militares, funcionarios públicos y del sector privado, deben ser investigadas para determinar su origen, sin importar a cuál partido se les vincule, el PLD o el PRD.
La visita del presidente Medina al presidente Fernández, ocurrida este sábado pasado, puede ser criticada como una acción que persigue impunidad, pero desde el punto de vista político implica una señal de unidad entre los dos principales líderes del PLD. En otras palabras, que el presidente Medina no aprovechará el mal momento que vive el presidente Fernández para terminar de hundirlo, aunque obviamente le ha sacado provecho a la visita, que lo presenta como el máximo líder de su organización.
La respuesta que este domingo dio el presidente Fernández a través de un comunicado de cinco párrafos, no es suficiente si desea evitar que la percepción pública le sea desfavorable, sobre todo en un año preelectoral. El tema no será olvidado por lo menos durante este y el próximo año, pues los partidos de oposición se encargarán de recordarlo durante la larga campaña electoral en marcha.
Para colmo el colega Carlos Balcacer, abogado de Quirino, quiso ayudar a los denunciados señalando que esa no era la voz de Quirino, y lo que hizo fue desayudar, pues después tuvo que admitir que sí era Quirino, pero además que le había aconsejado, momentos antes de su extradición, “no hables de Leonel – con los norteamericanos- para que no te hundas”. Todo el mundo se preguntará qué le habrá dicho Quirino a su abogado sobre Leonel Fernández, en esa época, para merecer tal consejo. Y nadie se enterará a través de Carlos, que respetará el secreto profesional, pero ocurre que por lo visto Quirino seguirá divulgando información y además amenaza con regresar al país, que de hacerlo, el tema alcanzaría nuevamente un pico tal vez mayor que el alcanzado en los últimos días.
Por lo tanto, debería ser el presidente Fernández el más interesado en solicitar que se investigue la denuncia en forma exhaustiva y sin perder tiempo. Incluso debería comenzar a ofrecer datos que permitan desacreditar los hechos denunciados, como por ejemplo el de la planta de Funglode, cuya información debe estar en los archivos de esa fundación.
Lo más relevante de la denuncia de Quirino es que permite descubrir lo frágil que es el sistema de financiamiento de los partidos políticos, pues no importa de qué lado usted esté, si del PLD o de cualquiera otro partido, o de ninguno, como es mi caso, todos sabemos que hace tiempo que el dinero del narco se infiltró en los partidos con posibilidades de ganar unas elecciones, sin que tengamos mecanismos legales que permitan evitarlo o por lo menos descubrirlo. Esa es una de las principales razones por las que no se han aprobado las leyes electoral y de partidos políticos que obliguen a transparentar los fondos que se reciben del sector privado, con nombres, apellidos y montos.
Francisco Álvarez Valdez
Acento
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