Resulta sospechoso, y más que todo increíble, advertir que a este momento ninguna de las agencias que de costumbre velan, propugnan, chillan y rechillan por la libertad de expresión en el país, no hayan dicho nada, como si acaso no se tratase de esa misma libertad de expresión por la que ellos en ocasiones rauda y veloz dicen propugnar.
“Extraño”, que no haya dicho absolutamente nada, a pesar de frontales y soterrados ataques en contra de un sector de la prensa, los que apoyados, estos últimos en sus derechos constitucionales han ejercido su sagrado derecho a buscar, rendir, investigar y difundir informaciones veraces, y no han dicho nada ante los ataques a un medio y un periodista que permitió y puso en antena una denuncia seria, muy seria, del señor y ex convicto Quirino Ernesto Castillo Paulino, de un hecho delictual, en contra del ex presidente Leonel Fernández Reyna.
Esas entidades no han referido, por prudencia, miedo o compromisos, ni media nota de protesta ante los despiadados e inmisericordes ataques y agravios en contra de los medios de comunicación y del comunicador Salvador Holguín.
La libertad de expresión no tiene colores, ni tamaño ni privilegios por razones sociales y económicas, ella solo debe cumplir para su ejercicio al momento de difundirse, aunque lastime, con una debida y una adecuada contrastación con los hechos de conformidad con el estándar de la Corte Inter-Americana de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, lo propio dice la Constitución Dominicana que promulgo el propio presidente Fernández Reyna, y la ley de expresión y difusión del pensamiento 6132, del 15 de diciembre del año 1962.
En este momento lo que se juega es la libertad a expresar noticias de interés general con veracidad, lo que al parecer “extrañamente” ignoran los cabezas de las agencias referidas, no es el honor ni la vida privada de un de una persona, valores que digo yo, siempre habrá que proteger y respetar, lo que sin embargo ahora está en discusión es el derecho a expresar, buscar, investigar y difundir libremente la información veraz acerca de un tema de relevancia general y sobre un ciudadano de interés público, que debe obligatoriamente señalar si es o no cierto lo denunciado.
Cierto, la libertad de expresión no es absoluta, y pesa igual que la dignidad y el honor, pero ahora de eso no es de lo que se trata, sino de saber, si la libertad de expresión goza de plena libertad o de libertad plena en dominicana, si es igual el honor cuando se trata de personas de relevancia pública y sobre temas de interés general, que cuando se trata de “Juan sin tierras” o de una persona de vida privada, máxime como en el caso de especie, donde la fuente desafiantemente ha dado la cara, todo lo que se infiere que el comunicador y el medio que permitieron la intervención en vivo, la llamada, no han hecho nada pecaminoso que diera motivos al extraño y hasta sospechoso silencio de las mencionadas entidades, las que saben que el canal le dio cumplimiento al postulado constitucional del artículo 49 de la carta magna atinente a la libertad de expresión.
Qué hizo extraño el comunicador, solo puso en antena, y sobre todo en práctica el más sagrado de los derechos de denunciar que tiene todo persona y todo medio, expresar libremente sus inquietudes, de entonces que no comprendo periodísticamente hablando los cuestionamientos y las amenazas, la intolerancia ante por radiodifundir una información proveniente del dominicano, señor Quirino Ernesto Castillo Paulino, quien denunció que entregó dinero al más alto de los funcionarios públicos, y que se trata de una denuncia que, a quien más le conviene sea investigada ahora es al propio Leonel Fernández.
Pues ahora de lo que se trata, cierto o no la denuncia, es de un caso de relevancia pública en contra una persona pública y de interés general como lo es un ex presidente, Leonel Fernández, por tanto, es un deber y más que ello una obligación responder, ya sea negando, explicando o confirmando lo denunciado, habida cuenta de que algo como esto, tan serio y comprometedor, aunque duela y lastime, es de interés público.
Callarse o anunciar que no se va investigar es un error como hasta ahora lo ha hecho Leonel Fernández, ello no es lo mas aconsejable, y menos apelando al argumento de que no le responde a un narco, eso no es la mejor estrategia, craso error, y esto lo sabe el propio autor de una obra periodística y legal llamada “El Delito de Opinión”. Su silencio, dice Juan Bosch en la obra Judas el calumniado, le da comida a los buitres y a la corta puede convertirlo en una carroña, esto pudiera costarle mucho social y políticamente, la gente borra pero no olvida.
Hablar en su defensa no es perjurio, sin embargo no hablar, está generando un mar de especulaciones hágalo y saque a sus acólitos y correligionarios de esta mar de incertidumbres, para que no sigan equivocadamente todo tipo de argumentos en contra del comunicador que lo único que hizo, como lo haría todo periodista serio y responsable, fue aprovechar la relevancia pública del tema y los personajes envueltos en el asunto. No más.
Ante este singular e inesperado evento, y el silencio de las agencias que alegan proteger la libertad de expresión, yo protesto, y lo hago porque no he visto, a la Sociedad Inter-Americana de Prensa, a la Sociedad Dominicana de Diarios, ni al Colegio Dominicano de los Periodistas, hablar de los ataques, no obstante la vergonzosa actitud que han tomado los partidarios del ex presidente Leonel Fernández Reyna en contra de los medios, no decir absolutamente nada, como si la libertad de información, de prensa, o de expresión, o de ideas y de opiniones, o de cualquier género, forma y estilo, (internet, Facebook), para su defensa debe estar sujeta o vinculada a un color, unos valores, raza o idioma.
He visto con sorpresa, y no lo puedo creer, no sé si por miedo, o quien sabe porqué, este silencio sepulcral, no he visto a los críticos señalar al comunicador cual fue la violación al honor, lo que si he visto y escuchado son serias amenazas a la libertad de expresión, no obstante a que con frecuencia estos mismos órganos que dicen velar, clamar y hasta rechinar por la libertad de expresión en el país, otras veces no son pacientes, y ahora ante tantos ataques, soeces algunos, ilegales, injustos, e incluso ridículos, nada exponen ante la intolerancia y estas serias amenazas a la libertad de expresión y de opinión.
La libertad de expresión y de información, la misma que defiende y habla el Dr. Leonel Fernández en su libro “EL DELITO DE OPINION”. Esta libertad está en serios peligros de ser linchada, ya sucedió en Santiago, no por lo que se dice, sino por lo que se pretende acallar, con estos ataques, se procura sutilmente y furtivamente poner bozales y amedrentar para que no se diga la verdad o no se prosiga con el tema, lo que siembra mas dudas de la denuncia, de si es verdad o mentira lo que dijo Quirino Ernesto Castillo sobre Leonel Fernández, Margarita Gómez y un grupo de oficiales militares, pues al final del día, la verdad como el corcho subirá, y no se quedara escondida bajo la alfombra.
No obstante, la constitución política consagra en el artículo 49, ese derecho, en cuanto afirma que, “Toda persona tiene derechos a expresarse libremente sus pensamientos…”, sin censura, sobre todo aquello que resulte de interés público, de donde resulta cuesta arriba pretende atacando los medios críticos acallarlos con amenazas de someterlos, y lo peor, usando como escudos y verdugos a 53 grotescos ex generales para amedrentar.
¡Qué vergüenza!, y cuanta intolerancia, por ello, protesto, y lo hago consciente de que el derecho al honor del señor Leonel Fernández, como el de cualquier ciudadano, es un derecho tan igual, que no es ni más ni menos, que pesan y miden lo mismo en la balanza, que uno y el otro son similares, y es el mismo derecho, a proteger que difundir, de producir información de una fuente veraz y debidamente identificada, que preservar el honor, lo cual sin olvidar que cuando se trata de personajes públicas su privacidad cede, pesa menos, como en el caso de especie, de ahí entonces que no entiendo ni el silencio ni las apasionadas criticas en contra de la Z y Salvador Holguín, ambos pudieran ser las persona y los objetivos equivocados, puesto que honor y la libertad de expresión son derechos que gozan de un mismo rango y tienen en la balanza el mismo peso.
Honor y libertad de expresión o de información, están en la misma balanza, por tanto no pueden ser censurados caprichosamente los valientes que ejercieron sus derechos constitucionales a difundir noticias, como lo ha sugerido el ex procurador, coincidiendo con 53 militares políticos vinculados, sin embargo, al partido morado del ala de Fernández Reyna.
El comunicador Salvador Holguín, ejerció sus derechos, no ha faltado ni ha ofendido a nadie, solo permitió por mandato constitucional, y eso lo solo sabe por demás el propio Leonel Fernández Reyna, en principio permitir una denuncia pública por un medio publico, sobre un tema de relevancia pública y acerca de una figura pública de interés universal, con razón o no, el señor Quirino Castillo, lo hizo y ello no puede dar pie a ataques ni a este extraño silencio.
El comunicador Holguín está siendo vilmente censurado solo por que permitió, apegado a un derecho Constitucional, que el señor Quirino Castillo dijera que con sus dineros fruto de la sangre y de las actividades ilícitas, ayudó a subir y resultó ganancioso Leonel Fernández en las elecciones del año 2004.
Por ello es que no comprendo el silencio y los mas variados ataques al señor Holguín, los que al parecer no han sido escuchados ni en la SIP, la asociación de diarios, ni por el CDP, ni por la prensa del país en términos generales, a pesar de que todos ellos saben y conocen que el único pecado del comunicador fue, acto propio de un periodismo responsable, aprovechar un tema de relevancia pública, con una fuente claramente identificada, en torno a una persona pública y acerca de un tema de interés y de trascendencia público y general, en razón de los personajes envueltos en el asunto. No mas.
Solo eso señor ex presidente. Pues pretender esconder o callar la respuesta atacando el derecho a difundir y recibir información veraz, no importa de donde venga, es renegar de sus propias criaturas y origen, de su lado, la Constitución que usted mismo pomposamente promulgó en el año 2010, que dicho sea de paso, es una copia casi al carbón de la Constitución Española, y renegar de su libro “El delito de Opinión”.
El papel del periodista serio y responsable, de conformidad con los estándares internacionales y esto es lo que están llamados a proteger tanto la SIP, la Asociación de Diarios y el CDP, es si verificar si el periodista actuó apegado a los valores éticos y con responsabilidad, respetando el honor y los límites de la información, mediante la realización de las debidas diligencias y las contrastaciones necesarias de los hechos para informar la verdad y de manera veraz, lo pecaminoso es, eso mismo, no difundir los datos, acallar la verdad por intereses espurios, miedo o venta de la conciencia, es lo que no debe hacer el periodista serio y profesional, o actuar por simples rumores, con malicia, ni con manifiesto desprecio de la verdad falsificando los hechos, lo que hasta ahora no le han podido endilgar los críticos al comunicador Holguín, por cuanto me luce las criticas son desafortunadas.
Creo que el honor y la dignidad, así como la vida privada de la persona hay que protegerlas de toda información mendaz, dolosa, maliciosa y, tendenciosa, pero es también es verdad que es un derecho fundamental y hay que garantizarlo el de informar de la vida publica y acerca de las malas andanzas de quienes nos han dirigido, ahora se verdad o sea mentira el contenido de la denuncia, la que fue ataca, que la carta era falsa y que no era la voz, lo que procede es que el señor Fernández, aclare públicamente la denuncia, y consecuentemente le pida a sus seguidores que respeten el derecho a informar del comunicador señor Salvador Holguín, a lo igual que el personal de la emisora Z 101, puesto que lo que han hecho como medios hasta ahora es, en este estado social y democrático de derecho, aprovechar legitimarte un tema de interés general, no de la vida privada del ex presidente.
Por todas estas inconsecuencias, de los que complacientemente se han callado, por miedo, y por los que absurdamente y sin razones valederas han intentado acallar bajo amenazas y criticas soeces, por eso yo protesto y digo a todo pulmón, Dios mío ¡qué vergüenza!
Manuel Sierra Pérez
Acento
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