Esa boca que jala que succiona y que traga.
Esos labios que enrojecen con la presión del deseo.
Esas manos que desesperan y esperan.
Ese vientre que revuelve y que revienta.
Esas gotas de sudor que resbalan sin quererlo.
Esa dicha de que seas mía y de nadie más.
Ese encuentro y desencuentro inesperado.
Esa astucia de buscar donde no hay más.
Esas perlas que reservas a tu antojo.
Esos sueños locos de agregar a otros al altar.
Esa envidia que se nota en las miradas.
Esa gente que nos vino a separar.
Esos labios que encandilan y arrebatan.
Que gimen, lloran y suplican.
Esa muestra de lasvicia incontrolabre.
Esa manía de dar sin esperar.
Que te hacen única entre los mortales.
Vagabunda en los juegos del amor.
Marihal / Desde La República Dominicana
2 comentarios:
Así tuve un amor, una chica de Lima que me daba pasto fresco de la comarca donde vivíamos, un día cualquiera vino un señor de la Capital, le ofreció oro y oropel y me abandonó, hoy al leer esto me he remontado a los recuerdos de una boca cuyos labios me robaban el momento, me robaban la vida. Que Dios te bendiga divina mujer.
¡Qué hermoso!
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