De deuda en deuda, de retraso en retraso de obras; de sentidas necesidades sin atención para las que ni siquiera se busca prestado… por todo eso, no luce que el Estado utilice medios suficientes y reaccione con presteza ante un cúmulo de objetivos pendientes. Que responda funcionalmente a reclamos de la sociedad. Súmese a esa limitación la distribución de recursos presupuestales que no alcanzan prioridades.
Corta en cubrir impostergables planes para mejorar el ámbito judicial constreñido en sus imprescindibles tareas. Y las necesidades de los municipios a nivel nacional se han trepado a las nubes. No sus ingresos procedentes del Fisco, congelados en el tiempo.
Por gran parte del país gravita la falta de recursos para construir vías secundarias, rehabilitar con agilidad estructuras dañadas por la naturaleza en atención a urgencias de comunidades. Un buen número de hospitales opera en precariedad, y otros tantos tienen truncos los trabajos de su rehabilitación.
Las funciones de proteger bosques y ríos y recuperar la operatividad de canales y represas, resultan de poco alcance; y la seguridad ciudadana en muchas comunidades provinciales está a cargo de poquísimos policías alojados en destacamentos y cuarteles en deplorables condiciones. El país es invadido por haitianos, muchos de los cuales depredan, como consecuencia de una escasa presencia de guardianes de la ley bien dotados.
Editorial Hoy
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