EN SUS MOMENTOS, SUS SOÑADORES, COMO PENSARON CON EL NUEVA YORK CHIQUITO PUDIERON CALCULAR QUE DINERO NO FALTARÍA
Libre de toda sospecha, ajena a conspiraciones e incluso incoherente con indulgentes declaraciones más recientes, la doctora Licellot Marte de Barrios, ha dicho que con el producto de la corrupción se puede hace otra República Dominicana.
Aunque la última declaración fuera de rectificación y para complacer peticiones, la comparación de la corrupción con el país tiene la certeza de los medidos 48 mil kilómetros. Parodiando las tres cordilleras de nuestra geografía, la central, septentrional y meridional, las montañosas cifras de la corrupción tienen los nombres de los tres partidos que integran la corrupcracia dominicana: PLD, PRD y PRSC.
Manteniendo en alto las culpas del PRSC y del PRD, habrá consenso entre los lectores en que la cordillera central de la corrupción debe bautizarse Partido de la “Liberación” Dominicana, PLD. Y que en la cordillera central de la corrupción está el pico más alto con las huellas de la OTAN morada.
Las “conquistas” son reveladoras y flagrantes. No dejan brechas a la duda: en la misma cordillera están Los Mogotes, colinas montañosas con paisaje de paraíso, donde prominentes personajes llamados “OTANES morados” construyeron sus enclaves tras una controversial adquisición de los terrenos.
Si a cualquier viajero le toleran transitar por los Mogotes, alegando curiosidad y un baño de recreo ecológico, de repente conocerá lo que han bautizado “La ruta de las mansiones”.
Informaciones confirmadas dicen que casi todas las mansiones tienen fuerte custodia de militares vestidos como civiles, con escopetas o fusiles más armas cortas. En otras demarcaciones montañosas, marítimas, o incluso en el extranjero, la ostentación inmobiliaria es de manos a la cabeza.
Agregue mega apartamentos en la quinta avenida, de Nueva York, de oficinas o para el descanso.
Un ciudadano recordó certeramente los intentos latentes con Bahía de la Águilas, relanzados por tres pilotos de la OTAN.
La granada que se le cayó a la señora Licellot Marte impactó más porque existe la “percepción” colectiva de que la corrupción alcanza para levantar otro país, gemelo al que vivimos. Vale recordar la “isla artificial” proyectada en el litoral marítimo capitalino.
Otra urbe capitalina pudo ser un plan piloto, para otra República Dominicana.
En sus momentos, sus soñadores, como pensaron con el Nueva York chiquito pudieron calcular que dinero no faltaría.
Raúl Pérez Peña (Bacho)
PANCARTA
Puntos de vista / Listín Digital
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