Las elecciones del partido-Estado PLD para escoger a los nuevos integrantes del Comité Central, ha sido un espectáculo deprimente en el cual quedó demostrado que la nuestra es la fría historia circular en la que todo se repite, como si hacer política no pudiera ser de otra manera. Esa trabajosa telaraña en la que se ha enredado todo el atraso social de los dominicanos, recorriendo ya el siglo XXI, debe a los dirigentes de los partidos políticos tradicionales una cuota considerable.
Cuando en el 2008 Danilo Medina dijo “Me derrotó el Estado”, su expresión estaba proféticamente fundada en las mortificaciones que Leonel Fernández le había hecho vivir, usando contra él los recursos públicos (“Tongo le dio a Borondongo”). Esos signos entrelazados que Danilo Medina dio a la sociedad dominicana hablando como perdedor en la contienda interna del 2008, eran voluntariamente mudos, pero había pistas suficientes para descorrer el telón y ver los hechos que, en el teatro de la palabra, su premonición escondía. No olvidemos que el Danilo Medina que hablaba entonces lo hacía desde las entrañas de un Partido-Estado en proceso de consolidación, y el Partido-Estado obliga a callar cuando se difiere, y porque inquisitorialmente, en el Partido-Estado, el usufructo del poder manipula la conciencia, la palabra y la vida. Esa fue la raíz de su silencio.
La respuesta es ahora. Usando los recursos del Estado hasta más no poder, la tendencia de Danilo Medina aplastó al leonelismo (“Borondongo le dio a Bernabé”). Y reconfiguró la estructura del poder hacia el interior de los organismos de control del partido. Los cálculos aproximados indican que a nivel local de 86 puestos obtuvieron 80, y en el plano nacional de 36 se alzaron con 30. No es que el leonelismo deja de tener poder, lo que se puso en juego es apenas el 20% del Comité Central. Leonel había desmontado a todos los demás contrincantes, descascarando para siempre a Jaime David, convirtiendo a José Tomás en un asalariado, y haciendo lo mismo con todo el comité político, a cuyos miembros incorporó en su totalidad con rango de Ministros al tren gubernamental. La acumulación originaria de capital que ha reunido su grupo es desmesurada, y el cemento invisible de la corrupción fraguó una estructura de dominación volcada sobre los recursos del Estado. Únicamente una maquinaria empinada sobre el poder del Estado podía derrotarlo. Y es lo que ha ocurrido.
Al descubierto queda que el PLD es ya un Partido-Estado, y es un grave peligro que la sociedad observe en silencio lo que está ante sus ojos. ¿Cómo funciona un Partido-Estado? Mediante un oscuro vínculo de lealtad tribal. A través de la financiación irregular del partido, subordinando las instituciones. Se puede consignar una cosa en la Constitución, proclamar algunas ideas en la doctrina, pero se suele hacer una tercera. Ni Leonel Fernández, ni Danilo Medina, ni el PLD son dueños de los fondos públicos que emplean para aplastarse uno a otro en la contienda interna por el poder (“Bernabé le pegó a Muchilanga”). Es el mismo cinismo leonelista, la misma vocación de ungido, la misma fiera pasión por el poder, el mismo asco, y la misma perversión de la historia y las instituciones. Leonel Fernández compró voluntades, compró consciencias y abusó de la ignorancia y de la pobreza de este país. Asignaba sueldos a los tránsfugas y financiaba a más de 18 mil militantes del PLD con la nómina pública (Algo que sigue intacto). Ganaba congresos y elecciones aplastando a sus contrarios a papeletazos limpios, y luego se disfrazaba de Mesías, entornaba los ojos como para no hacer prosaica su cerebralidad, y fingía ser torpe en la tierra porque parecía que el don divino casi le estorbaba. Pero usar los fondos públicos para derrotar esa maquinaria azarosa es desplegar el mismo engaño, la misma simulación y la misma mentira como destrezas esenciales del oficio político.
El PLD puede hacer lo que le venga en ganas en este país. La sociedad ha perdido del todo el dominio de sus desventuras, estamos sentados a la diestra de la manipulación del espíritu, vencidos todos por el valor aplastante del dinero. ¡Ya no hay proyectos sociales en los cuales hacer descansar los sueños colectivos de redención! Estas elecciones del Partido-Estado PLD han demostrado que la corrupción se ha legitimado, y que vivimos bajo un poder hegemónico al cual todo le es permitido. ¡Oh, Dios!
Andrés Luciano Mateo
amateo[@]adm.unapec.edu.do
Hoy Digital.com.do
http://hoy.com.do/tongo-le-dio-borondongo/autor/andres-l-mateo/
Caricatura: MSV Comunicación Estratégica
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