El Pacto por la Educación, firmado ayer en el Palacio Nacional por el presidente Danilo Medina y representantes de instituciones académicas, partidos políticos, gremios empresariales e instituciones de la sociedad civil, constituye el acuerdo más trascendente alcanzado por la sociedad dominicana en el último medio siglo, porque promueve garantía y acceso a una educación de calidad. Ese convenio ha sido un promisorio resultado de un ejercicio dialogante que también debe promover el consenso para la resolución de otros desafíos que afronta la nación, como los que se refieren a la crisis eléctrica y a la baja fiscalización, que constituyen obstáculos mayores en la marcha hacia la consolidación de la democracia.
El cumplimiento de ese pacto implica que todos los sectores de la vida nacional se conviertan en actores y protagonistas de una revolución sin precedentes en el sistema educativo, lo que significa crear las bases sólidas para la formación del nuevo ciudadano y la consecución de la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Más de 200 personalidades rubricaron en nombre de la colectividad el compromiso de aplicar una reforma educativa que conlleve garantía de formación y enseñanza gratuita y obligatoria para todos los niños desde los tres años de edad, así como aplicar en todos los planteles el sistema de tanda extendida.
El pacto incluye reformular la política de formación docente, aplicar pruebas de ingresos para los bachilleres que deseen estudiar educación, así como establecer que todos los nombramientos en el sistema educativo se realicen por concurso y que se ofrezcan garantías de respeto y cumplimiento del horario y calendario escolar.
Se resalta que el diálogo que precedió al Pacto firmado ayer fue también un provechoso proceso de discusión y consulta que se prolongó por siete meses en el que participaron más de nueve mil personas que presentaron unas 35 mil propuestas, clara señal de que valores esenciales de la democracia, como la resolución de conflictos y unificación de criterios se aplicaron con gran eficiencia.
Además de plantear el compromiso de que la inversión pública en educación no sea nunca menor al 4% del PIB, se ha pactado el compromiso de que las universidades reformulen su oferta curricular, de que se promueva un debate nacional sobre la educación laica y que se incluya educación cívica, música, pintura y danza entre las asignaturas en la educación básica.
No se exagera si se afirma que el Pacto para la Reforma Educativa constituye el más trascendente aporte a la consolidación democrática, a los anhelos de creación de una nueva ciudadanía, a la libertad que solo puede ejercerse a partir del conocimiento y de la formación académica. Los firmantes de ese documento y sus representados tienen el deber y la obligación de cumplir y hacer cumplir cabalmente todo el contenido de ese histórico acuerdo.
Editorial El Nacional
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Caricatura: Cristian Hernández
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