El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez es un violador de todas las prédicas y mandatos del actual papa Francisco. Si bien es cierto que que no es el único culpable de que las iglesias católicas dominicanas se mantengan prácticamente vacías, su carácter autoritario y su participación política ligada a los sectores más represivos y reaccionarios de la oligarquía dominicana provocan rechazo y animadversión en contra de la iglesia de Jesucristo y sus pastores.
Los curas que quiere Francisco
El 17 de abril de 2014 salió publicado en la prensa mundial la línea política de la iglesia que dirige el actual papa Francisco, a pesar de que el cardenal López Rodríguez es conocedor de las directrices de El Vaticano, viola impunemente el comportamiento que debe guardar sin tener consecuencias, incordiando la vida nacional y hasta a nuestros gobernantes legítimos.
Entre otras, estas son la líneas trazadas por Francisco para sus curas:
1. Su receta. La alegría. Si un cristiano triste es un triste cristiano, un cura triste es un sinsentido, la negación de su propia identidad sacerdotal. Una alegría por y para el pueblo. Y como es una alegría que solo fluye cuando el pastor está en medio de su rebaño (también en el silencio de la oración, el pastor que adora al Padre está en medio de sus ovejitas) y por ello es una "alegría custodiada" por ese mismo rebaño. Incluso en los momentos de tristeza, en los que todo parece ensombrecerse y el vértigo del aislamiento nos seduce, esos momentos apáticos y aburridos que a veces nos sobrevienen en la vida sacerdotal (y por los que también yo he pasado), aun en esos momentos el pueblo de Dios es capaz de custodiar la alegría, es capaz de protegerte, de abrazarte, de ayudarte a abrir el corazón y reencontrar una renovada alegría. Porque la alegría del cura tiene que estar siempre "custodiada y también por tres hermanas que la rodean, la cuidan, la defienden: la hermana pobreza, la hermana fidelidad y la hermana obediencia".
2. Crisis de identidad sacerdotal. Un camino que pasa ineludiblemente por salir de uno mismo y encarnarse a fondo en el pueblo, para irradiar en él, con él y en él, la alegría que da sentido pleno a la vida del sacerdote. La disponibilidad del sacerdote hace de la Iglesia casa de puertas abiertas, refugio de pecadores, hogar para los que viven en la calle, casa de bondad para los enfermos, campamento para los jóvenes, aula para la catequesis de los pequeños de primera comunión.... Donde el pueblo de Dios tiene un deseo o una necesidad, allí está el sacerdote que sabe oír (ob-audire) y siente un mandato amoroso de Cristo que lo envía a socorrer con misericordia esa necesidad o a alentar esos buenos deseos con caridad creativa".
3. Una homilía para enmarcar. Una homilía que los curas, nuestros curas, nuestros amados y criticados curas, tendrían que leer y releer. Y hacer carne de sus vidas en esta Semana Santa. Curas del pueblo y para el pueblo. Curas alegres en medio del hospital de campaña que es la Iglesia que el Papa Francisco quiere. Curas que huyen de ser funcionarios y se entregan en cuerpo y alma a su gente, a su pueblo, al pueblo de Dios, especialmente a la "carne de Cristo", que son sus pobres.
Nada de curas ogros ni amargados. Nada de curas del "no". Nada de curas que cierran las puertas de sus iglesias y de los sacramentos a "pecadores". Nada de curas que condenan. Curas metidos de lleno en los surcos de la vida. Siempre dispuestos a curar las heridas de la gente. Siempre amables y cariñosos. Siempre dispuestos a perdonar y acoger. Curas que prediquen y den trigo. Amén.
Lamentablemente nuestro Cardenal no acata ninguno de estos tres comandos sugeridos por el papa Francisco.
Incursión en la política nacional
Para la gran mayoría de los dominicanos es de muy mal gusto que el cardenal López Rodríguez opine de todo, y mucho más si es de política. Nadie se explica quién, ni entiende bajo qué prerrogativas un religioso se toma la libertad de beneficiar candidatos y políticos en función de sus preferencias particulares, cuando sus funciones deben ser estrictamente espirituales.
El 30 de julio de 2008, el Listín Diario recoge una evidente defensa del derecho del entonces presidente Leonel Fernández Reyna a reelegirse, muy complaciente, dijo que el pueblo es el que debe decidir si quiere la reelección de Leonel Fernández y agregó sobre esta que no era nada extraño, que muchos países la tenían y que los perdedores, en obvia alusión a los que no eran sus candidatos, satanizaban la reelección.
El cardenal no solo irrespetaba a la oposición, sino que actuaba como un político militante a favor de su candidato, Leonel Fernández Reyna.
Como todo un político partidista que busca frenarle el paso al que no es de su agrado, el cardenal López Rodríguez vuelve a la carga hoy, denegando sus palabras de 2008, pretendiendo cerrarle el paso a la reelección del actual presidente Danilo Medina, y allanando el camino para la vuelta al poder de su pupilo Leonel Fernández Reyna. Abusivamente, ya el Cardenal no ve que en otros países no es extraña la reelección y ya no es el pueblo que debe decidirla, su opinión es que no debe reformarse la Constitución.
Cagada fuera del cajón
En enero de 2015 el cardenal fue acusado de cagarse fuera del cajón, textualmente como usted lo lee.
Y no es para menos, un pastor de almas no tiene ningún derecho en un Estado con libertad de religión de querer imponer sus gustos políticos y sus creencias a 10 millones de dominicanos. Además de ser un personaje altanero, prepotente y autoritario; es represivo. Ejerce represión con el poco poder que le queda en contra del presidente Danilo Medina, quien no tiene por qué aceptarle complacientemente al Cardenal sus malhumores y sus defecaciones verbales.
Vea el vídeo del prestigioso comunicador Roberto Cavada, donde desenmascara la doble cara de este político con sotana que debió estar en retiro desde hace tres años atrás.
En situación delicada
El cargo del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez está en una situación difícil, repudiado por una gran parte de los católicos, rechazado casi unánimemente por los no católicos. Odiado por sus mismos compañeros de iglesia y enemigo declarado de quienes en política no son Leonel Fernández. Un anciano que debió retirarse a los 75 años e insiste en continuar aplastando a sus conciudadanos que no lo necesitan para esta tarea ya que suficiente tenemos con la cleptocracia que él ayudó a conformar y que abiertamente apoya, a contracorriente de las directrices de su jefe, el papa Francisco.
Ahora más que nunca, hay razones de sobra para contactar al Vaticano y eliminar para siempre el Concordato entre la Iglesia Católica y el Estado dominicano.
Desde La República Dominicana
Capturas: Listín Diario
Foto: Acento
Vídeo: Roberto Cavada / Ramón Encarnación / Telesistema canal 11
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