El presidente de la República, Danilo Medina y el expresidente, Leonel Fernández militan en el mismo partido, el PLD. Sin embargo, hay indicadores de que sus principios, metas y prioridades con la nación, son diferentes. Uno concentrado en el cuerpo y el otro en el alma.
Durante sus doce años de Gobiernos, Leonel puso énfasis en megaobras materiales, descuidó lo esencial para el desarrollo colectivo. Su debilidad eran los ricos. Danilo se ha dedicado a cuidar la educación, abrir fuentes de trabajo. Su debilidad son los pobres.
En su primer mandato, Leonel elevó su estatus económico. Instaló su Fundación Global, Funglode, con miniministerios de Educación y Cultura, compitiendo con los estatales; facilitó el enriquecimiento de miembros de la cúpula de su partido y aumentó la miseria del pueblo. Danilo no ha instalado negocios personales. Se empeña en que la clase media y pobre lo hagan.
Leonel disfruta viajando, teorizando, conceptualizando, exhibiendo sus dotes de orador en organismos nacionales e internacionales ¡Soñando con presidirlos! Danilo habla poco. Es feliz haciendo “visitas sorpresas”, brincando charcos para llegar a comunidades pobres del país y llevarle herramientas de trabajo, ¡enseñándoles a pescar!
Leonel, quien llevaba la silla presidencial a los actos fuera del Palacio, representa la gran frustración. Sepultó los principios de Bosch, se acomodó en el escenario de los ricos. Dejó la nación con un maletín de facturas, un hoyo fiscal de doscientos mil millones de pesos, llena de inmigrantes ilegales, corrupción, narcotráfico, inseguridad ¡en el fango!
Danilo no lleva la silla a sus actos y representa la esperanza. Intenta sacar los males, desenterrar los ideales de Bosch, trabaja por la igualdad social, por adecentar y fortalecer la estructura gubernamental.
Sus esfuerzos por “lavar la ropa sucia en casa”, le ha dado estrés, dermatitis. Su rostro esta rojo, mientras Leonel exhibe el suyo con amplia y desconcertante sonrisa.
Se acercan las elecciones. El PLD busca su candidato. Hay una lucha silente entre los seguidores de Leonel y de Danilo, entre el dinero y los principios. En este río revuelto por las dos corrientes, los pescadores se han lanzado a sus aguas. El tiempo es peligroso. Anuncian “vientos huracanados”. No se vislumbran embarcaciones seguras. Las pequeñas se tambalean, pueden hundirse. Los que no saben nadar, subirán a cualquiera. La nave de Danilo sigue amarrada en el muelle del Congreso. ¿Lograrán desatarla?
No se cual será el futuro del PLD. Pido a Dios por un organismo o alguien, con el coraje suficiente para elevar el nivel de vida de la población y erradicar el premio a la corrupción.
Venecia Joaquín
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