El tránsfuga es un ser ruin. Un renegado, un desertor. Un sujeto al que, como en el tango, le es igual “ser derecho que traidor”. El transfuguismo, que hace escuela en el país, no encierra valores positivos, ni uno solo, por lo que mal podríamos aceptar que políticos y partidos, para los que parece “na e’ na” asimilen al villano, y lo exhiban como paradigma. No hay principios, ni ideales en el partido que despoje del derecho que tiene uno de los suyos, que confió en su proyecto, para abrir espacio al tránsfuga.
Nelson Rodríguez
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Diario Libre
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