Fotografía de la Educación
Diversas organizaciones de la sociedad iniciaron una campaña a principios de este mes, para reclamar el cumplimiento de la Ley que establece en 4% del PIB la inversión del Gobierno en educación.
Las llamativas sombrillas amarillas aparecen a diario, en cualquier parte, para forzar a un cambio de actitud de un Gobierno que definitivamente no tiene a la educación pública como una de sus prioridades.
Lo que en el pasado reciente era considerada una de las áreas de mejor de desempeño del Gobierno, ha comenzado a aparecer en las encuestas como uno de los principales problemas a resolver.
Los dominicanos nos hemos ido convenciendo de que a pesar de que no tenemos las huelgas de maestros del pasado y que los niños que asisten a nuestras escuelas públicas están recibiendo desayuno escolar gratis, la calidad de la enseñanza que están recibiendo es mala, muy mala.
La fotografía que hoy vemos del sistema educativo dominicano es verdaderamente lamentable. Entre 139 países analizados por el Foro Económico Mundial (FEM) en su Reporte Global de Competitividad 2010-2011, la República Dominicana (RD) fue colocada en la posición 137, lo que indica que la calidad de la educación primaria en la RD es peor que en 136 países del mundo analizados. Sólo logramos superar en calidad a Paraguay y Angola.
El FEM señala también que la calidad de nuestro sistema educativo en general, ante los requerimientos de una economía competitiva, está entre los 7 peores del mundo.
Como si esto fuera poco, el FEM establece que la calidad de la educación matemática y científica en nuestras escuelas es una de las 4 peores del mundo. Tenemos la peor calidad de la educación matemática y científica de la América Latina (AL). Quizás eso explica el porqué de cada 100 estudiantes que ingresan a nuestras universidades, apenas once ingresan a las escuelas de ingeniería.
La CEPAL, por su parte, indica que tenemos una tasa neta ajustada de matriculación en la educación primaria de apenas 82%, muy por debajo del promedio de 95% de AL.
Nuestra tasa de matriculación en la educación primaria está por debajo del 88% que exhibía la AL en 1990, es decir, hace 20 años. Según el FEM, ocupamos la posición 120 entre los 136 países del mundo analizados en lo referente a la tasa neta ajustada de matriculación en la educación primaria.
La CEPAL sostiene que la tasa de supervivencia al último grado de la educación primaria en la RD es 68.8%, inferior al 82.9% de AL. Señala también que la baja calidad de la educación en nuestro país requiere que un dominicano tenga un mínimo de 13 años completos de estudios para tener una probabilidad de ser pobre inferior al del promedio de la población, cuando los latinoamericanos sólo necesitan 9.6 años de estudios.
El Banco Mundial sostiene que un joven pobre de la RD tiene muy pocas posibilidades de finalizar la educación secundaria y obtener un trabajo estable, y por tanto, muy probablemente quedará atrapado en la pobreza.
El 33% de los jóvenes entre 15-24 años están desempleados, en parte, debido a la baja calificación que exhiben, fruto en gran parte del deficiente sistema educativo público.
La tasa neta de matriculación en la educación preprimaria en la RD es de apenas 29%, la mitad del 58% que prevalece actualmente en AL es 58%.
Mientras la tasa neta de matriculación en la educación inicial (de 0 a 3 años) es 12% en AL, en la RD es de sólo 5%. Para el 2011, el Gobierno dominicano tiene previsto “invertir” el equivalente a US$28 anual por niño en educación inicial. En otras palabras, lo mismo que gasta al mes un joven que va al cine una vez a la semana.
El gobierno de Nueva Zelandia invierte anualmente US$6,000 por estudiante en educación inicial, suma equivalente al 22% del ingreso por habitante, reflejando un esfuerzo relativo 39 veces mayor que el realizado por el gobierno dominicano, que apenas invierte el 0.57% del ingreso por habitante. Cuba invierte el 1% del PIB en educación inicial; nosotros, el 0.05%, es decir, 20 veces menos.
La educación durante los primeros 6 años de vida es considerada la más significativa. Lamentablemente, la RD va en la cola en total la región en términos del esfuerzo que el Gobierno hace en este nivel de la educación.
La bajísima calidad de la enseñanza del sistema educativo público de la RD queda revelada en el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE), realizado en el 2008 en 16 países de la AL por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) para la UNESCO.
Los estudiantes de tercer grado de primaria de la RD obtuvieron las calificaciones más bajas en matemáticas (396 puntos), mientras los de los restantes 15 países obtuvieron entre 457 y 648, con un promedio 507.
Los estudiantes de sexto grado de primaria de la RD obtuvieron las calificaciones más bajas en matemáticas (416 puntos), mientras los de los restantes 15 países obtuvieron entre 452 y 637, con un promedio 506. Los estudiantes de tercer grado de primaria de la RD obtuvieron las calificaciones más bajas en lectura (395 puntos), mientras los de los restantes 15 países obtuvieron entre 447 y 627, con un promedio de 507.
Los estudiantes de sexto grado de primaria de la RD obtuvieron las calificaciones más bajas en lectura (421 puntos), mientras los de los restantes 15 países obtuvieron entre 447 y 596, con un promedio de 505. Nuestros estudiantes de sexto grado, según el Estudio del LLECE, obtuviesen la calificación más baja en ciencias (426 puntos), cuando el resto de los países de la región obtuvieron entre 465 y 662, con un promedio de 509.
Cientos de miles de niños tienen que sentarse en el piso o en bloques de cemento, en aulas destartaladas, porque el Gobierno no tiene la compra y mantenimiento de pupitres como una de sus prioridades.
Tenemos un déficit de 30,000 aulas en el país, excluyendo las 12,500 que se necesitarían para la educación inicial y preprimaria. A nivel de la educación inicial y pre-escolar, el déficit de aulas alcanza al 70% de los niños; en el caso de los liceos, el déficit es del 60%.
Como consecuencia, los maestros dominicanos enfrentan también el problema de la sobrepoblación en las aulas, lo que limita la capacidad de aprendizaje. Tenemos 58 estudiantes promedio por aula, cuando lo recomendable es entre 20 y 25.
La docencia registra también un déficit importante que obliga a los maestros a tener que asumir 2 y hasta 3 tandas de docencia, cuando lo recomendable es una sola tanda.
A esto debemos agregar el déficit de calidad del promedio de los docentes. Los programas de capacitación de maestros son deficientes e insuficientes.
Décadas de bajos salarios pagados a los maestros de escuelas públicas dio como resultado un proceso de selección adversa que todavía se mantiene.
El salario promedio de un maestro de escuela pública en República Dominicana equivale al 18% del salario promedio que recibe un maestro de escuela pública en Chile.
Lo que ganan no les permite sobrevivir; el pluri-empleo es la vía que han encontrado para sostener a su familia. Los incentivos económicos que se ofrecen a los maestros son simples completivos salariales, para compensar el salario de miseria que reciben.
Y como si no fuera suficiente el problema del déficit de aulas, la sobrepoblación estudiantil, el déficit de maestros y la baja calidad de la enseñanza que proveen a los estudiantes, el sistema educativo público dedica apenas la mitad del horario oficial de enseñanza: en vez de 5 horas diarias, los alumnos de las escuelas públicas primarias y secundarias reciben un promedio de 2 horas y media de clases. Para que se tenga una idea, en China, entre horas de clases en las escuelas públicas, incluyendo las horas de clases en escuela de tutoría nocturna, los niños están recibiendo entre 12 y 14 horas de clases diarias, seis veces más que el promedio recibido por los niños dominicanos.
El Gobierno dominicano apenas invierte el 1.9% del PIB en educación, inferior al 5.1% que, según la CEPAL, invirtieron los gobiernos de la AL en el 2008. En Costa Rica, por ejemplo, el gobierno invierte actualmente el 6.3% del PIB. Lo mismo ocurre en países como Taiwán.
En otros como Singapur, la obsesión con la educación es de tal magnitud, que en la contraparte de su billete de 2 dólares, aparece la imagen de un maestro enseñando a decenas de estudiantes y la palabra EDUCACION como título. No es por casualidad que el FEM coloca al sistema educativo de Singapur entre los 3 mejores del mundo.
El Gobierno dominicano dice que no puede invertir el 4% del PIB en educación. Mientras esto ocurre, los gobiernos de Africa invierten en promedio el 6.1% del PIB; en Medio Oriente 5.5%; en Europa del Este 5.7% y en los países desarrollados de la OECD 6.2%.
“Es que este es un país muy especial”, dicen los funcionarios del Gobierno dominicano. “Aquí no podemos”. Y tienen razón. Si el 5% del PIB se está gastando todos los años en corrupción, el 0.8% en el Metro, el 1.4% en tapar el hoyo del sector eléctrico, el 1% en nominillas de los peledeístas, el 0.9% en sobrevaluaciones de las obras que construye el Gobierno, está clarísimo que no podemos invertir el 4% del PIB en educación. Bajo un gobierno del PLD, es obvio que no es posible.
Esperemos que el 20 de mayo del 2012, las filas en las mesas electorales estén repletas de votantes con las sombrillas del 4% del PIB para educación, para que el presidente electo no le quede dudas sobre cuáles son las prioridades de la gente.