Finalmente el PRD, histórico, institucional y democrático, entendió que el problema no es jurídico, sino político. Que la salida al conflicto no es sólo con propuestas de diálogo y de unidad, que había que pasar de las palabras a los hechos, pues de lo contrario Leonel, Danilo y el PLD, convertirían al PRD en una entelequia similar al Partido Reformista.
La decisión de acudir a la Casa Nacional donde estaba convocada una reunión del Comité Ejecutivo Nacional, con más de mil excluidos, fue correcta. Fue una acción de fuerza, una rebelión que ha servido para levantar el espíritu de lucha de las bases en todo el país y en el extranjero.
Miguel Vargas se preparó para matar. Las armas que portaban sus matones, fusiles y ametralladoras de alto calibre, así lo demuestran. El pequeño ejército, armado hasta más no poder, no contó, sin embargo, con la fuerza de la gente que allí se presentó para reclamar sus derechos, a costa de sus vidas, si fuera necesario.
Hipólito Mejía y los dirigentes más connotados del partido, asumieron el compromiso que la historia les asignó. Ellos también pusieron en riesgo sus vidas ante la amenaza cierta de Miguel y su grupo de facinerosos, de agredir, como en efecto lo hicieron disparando contra gente indefensa, armada solo con la razón.
(Todos los heridos corresponden al PRD institucional, plural y democrático que representa Hipólito Mejía)
Tomar la Casa Nacional fue un acto de fuerza. Abandonarla después, de prudencia que pone de manifiesto una actitud conciliadora. Pero si hay que volver con la fuerza de las masas, se vuelve. ¡Y se toma de nuevo!
El PRD no puede estar encadenado, con sus organismos secuestrados. El PRD ha sido una escuela política democrática desde su nacimiento hace 74 años. El PRD no es patrimonio de nadie. Miguel no tiene condiciones, ni méritos políticos para atropellar y agredir a figuras tan relevantes como Milagros Ortiz Bosch, Vicente Sánchez Baret, Hugo Tolentino Dipp, Ivelisse Prats, Fello Suverbí, Emmanuel Esquea, Andrés Bautista, Luís Abinader, Orlando Jorge Mera, Geanilda Vásquez, entre muchos otros que fueron sacados de la Comisión Política y del Comité Ejecutivo Nacional.
(Hipólito hizo a Miguel Vargas el ministro más importante de su gobierno. Le dio las obras de los juegos Panamericanos. Más de 15 mil millones de pesos. Lo apoyó en la lucha interna contra Milagros Ortiz Bosch. Siendo candidato presidencial le pidió a toda su gente que lo apoyara y se sumara a la campaña electoral, como en efecto lo hicieron. Pero cuando Hipólito le ganó la convención lo traicionó ordenando a su gente que votara por Danilo Medina) ¡Los ingratos no tienen memoria!
El culpable de los hechos del pasado domingo es el gobierno, que a través del comité de base del PLD llamado Tribunal Superior Electoral emitió “sentencias” irresponsables y provocadoras favoreciendo a Miguel Vargas, contraviniendo la ley, la justicia y la razón.
Tomar la Casa Nacional desafiando al gobierno que armó a Miguel Vargas para que matara a los perredeístas, no puede ser una acción aislada, ni coyuntural. Al contrario, debe ser el comienzo de una actitud distinta frente al gobierno. Las posiciones conservadoras no pueden mantenerse.
No es la vida del PRD la que está en juego, es la democracia, es la libertad y la justicia. Verlo de otro modo es un error. La lucha contra la dictadura del PLD apenas comienza. Esa lucha no debe ser solo del PRD verdadero, tiene reunir otras fuerzas políticas y sociales para que tenga éxito.
Juan Taveras Hernández (Juan TH)
Twitter: @Juantaverash
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Caricatura: Cristian Hernández / El Día