La elección del Senador por la Provincia Sánchez Ramírez como miembro del Consejo Nacional de la Magistratura vulnera la Constitución. Ese episodio viene a adicionarse a una serie de acciones que ha tomado y tomará el Poder Ejecutivo que, si bien podrían no estar signadas por la ilegalidad, su carencia de legitimidad resulta ostensible.
La Constitución consigna que formarán parte del CNM, entre otros, dos senadores. Por un lado, el presidente de la Cámara Alta, y por el otro, un senador de un partido o bloque de partidos distinto al del presidente. Aquí empiezan a surgir señales del engaño concretizado. A raíz de las elecciones de mayo pasado, fuimos testigos de la publicidad profusa que se hizo del famoso mapa pintado por completo de morado, con apenas una partecita de rojo. Sólo una senaduría no había ganado el PLD, era el mensaje explícito que se proyectaba. Ahora, los autores de la promoción no podrían afirmar que otros fueron los resultados.
El Senador Félix Vásquez, en efecto, fue electo en la boleta del denominado Bloque Progresista -no abordemos, por el momento, improcedencias denominativas-, el cual fue encabezado por el PLD, es decir, el partido al que pertenece el presidente del Senado. Tanto es así, que el certificado de elección entregado por la JCE a dicho representante establece que se trata de un senador del PLD por haber sido la organización que lideró el mencionado bloque. En otras palabras, al margen de la afiliación política del senador de marras, su cargo pertenece a la entidad por la cual se presentó al electorado.
Si la Constitución establece las condiciones para llevar a cabo una elección y al momento de procederse a materializar la misma no están reunidas las circunstancias previstas, lo que debe hacerse es dejar vacante la posición porque efectuarla en distintas circunstancias a las señaladas por la Carta Magna, sería violarla de forma flagrante.
La integración irregular del CNM se inscribe dentro de una estrategia de dominación de los altos órganos de la administración pública en base a una mayoría congresual cuya legitimidad resulta cuestionable. Lo sucedido en la JCE y lo que va a ocurrir en la Cámara de Cuentas abona esta conclusión y permite visualizar la suerte que van a correr otros organismos, todos de trascendencia extraordinaria para la institucionalidad, como el Tribunal Superior Electoral, el Tribunal de Garantías Constitucionales y la Suprema Corte de Justicia. Una hegemonía perniciosa.
Pedro P. Yermenos Forastieri
http://elnacional.com.do/opiniones/2010/10/19/63956/CNM-otra-patrana
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