Roberto Rosario, cuadro político del PLD, presidente de la JCE.
Que los poderes públicos no se ciñeran a repartir prebendas a personas comprometidas con un determinado compromiso politico y, peor aún, por personas defi nitivamente relacionadas con personajes importantes del gobierno de turno.
Cuando en este país se habla de “notables” se infiere que se trata de personalidades independientes no signadas por el partidarismo.
Y siempre se evocan a jueces de la JCE de la categoría y la templanza cívica de don Angel Liz, de César Estrella Sadhalá y el doctor Juan Sully Bonnelly, ciudadanos de extrema honradez e incapaces de prestasrse a conciliábulos.
Pero lo que ha ocurrido es que se ha ampliado la Cámara Administrativa, de Roberto Rosario, con dos personas más, inluyendo a la distinguida abogada Rosario Graciano, de vieja militancia peledeísta y un perredeísta, el doctor Eddy Olivares, a quien se le vincula al ex presidente Hipolito Mejía.
Esa JCE está llamada a arbitrar un proceso politico en el 2012 que hasta donde se ve será disputado por dos fuerzas políticas muy bien defi nidas como son el PLD y el PRD.
El sentido común sugiere que el árbitro de una contienda como son las elecciones, en donde se juega el control del país, debe obedecer a la buena fe de las dos fuerzas contendientes más importantes, y que ninguno de los dos reserve dudas sobre la imparcialaidad del que va a decidir quién ganó el proceso electoral.
Quienes hemos querido para este país instituciones imparciales ajenas al interés de una de las partes contendientes, la nueva JCE no hace mas que causar frustración y mucho pesar al ver que se ha perdido otra oportunidad de que las cosas se hagan bien, más allá de la trapisonda y el interés particular.
Pretender que la flamante JCE sea asimilada por el país como “equilibrada”, es suponer que fue hecha pensando solamente en el interés de uno solo de los contrincantes del año 2012.
Porque quien ha sido benefi ciado con la presidencia del organismo electoral es una persona que ha sido denunciada como parcial por el Partido Revolucionario Dominicano, y se debe suponer que esa entidad –la JCE- trabajará “imparcialmente” un proceso de interés de todas las organizaciones que pujarán por ganar la presidencia.. Y por más que se quiera la nueva JCE lo que ha creado es preocupación mas que tranquilidad.
¿Adónde es que se quiere llegar con ese tipo de decisiones? Se ha alegado que el otro partido cuando tuvo la oportunidad hizo lo mismo, pero ese es un argumento inconsistente, para no decir otra cosa.
Y creo que es mucho lo que se está arriesgando en el camino desafortunado que se ha empezado a trillar, por aquello de que una mata de mangos no produce manzanas.
Lo digo porque el doctor Rosario llegó a la JCE de la mano del PLD; se le atribuye ser un militante de esa organización. ¿Entonces se pensaría que el PRD va a confi ar en la Iglesia cuando ha sido puesta en manos de Lutero? Si el ex presidente Hipolito Mejía gana la convención podría entenderse que no objetará a la JCE ya que ha felicitado a sus nuevos incumbentes, pero eso es solo una posibilidad. Si se diera el caso de que el candidato del PRD sea Miguel Vargas Maldonado, entonces la piña se va a poner agria.
Y esa posibilidad –remota si se quiere- es lo que queremos que no exista; queremos que todo contendiente acepte su destino tal y como lo puedan decidir los electores, sin chanchullos irritantes.
El tiempo pasará, las elecciones tendrán lugar y entonces todos veremos otra vez si se producen o no descalifi caciones o abusos de los fl amantes incumbentes.
De todas maneras, siempre abogaremos porque ese tipo de instituciones estén en manos “imparciales”, de quienes no se tema “una picana”. Es cuanto.
Silvio Herasme Peña
Listín Diario
http://listin.com.do/puntos-de-vista/2010/10/9/162005/La-nueva-Junta-Central-Electoral
No hay comentarios:
Publicar un comentario