Dos de la tarde, excusas.
Reunión fuera de la oficina.
La espera que desespera en la esquina acordada.
Un whisky en vaso plástico que apuro, con el puro y el alcohol que se evapora hacia mi cabeza.
El sol calienta mientras tú no llegas, enciendo la radio para distraer los nervios.
Ensayo las caricias en mi mente, las primicias, más no el deseo que te tengo.
Golpetean unos dedos a la inversa en el cristal derecho, se abre la puerta y entras.
El hola y el beso de rigor.
Cruje una puerta semi-oxidada.
Una ventanita cuela la cuenta, con dos cervezas rebozadas de espuma.
Se escuchan los silencios de gemidos y gritos.
Y hasta la próxima entrega, al final sólo queda... el indiscreto aroma del jabón de cuaba.
Marihal / Desde La República Dominicana
No hay comentarios:
Publicar un comentario