Raúl Izaguirre, excelentísimo señor embajador de EE.UU. en la República Dominicana.
Con frecuencia cuando pronuncio un discurso como Embajador de los Estados Unidos en la República Dominicana, sé que la gente percibe mis temblores. En esos momentos les digo que no se preocupen, pero que si me ven después desparramando una cerveza, les agradecería que me sirvieran otro vaso.
Pero, derramar la cerveza es sólo uno de los retos que presenta el Parkinson. En mi vida yo he tenido que confrontar grandes retos y ninguno me ha frenado. Cuando fui diagnosticado por primera vez con Parkinson recuerdo haberme deprimido. Y a veces, ya pasado los años, me he encontrado negando mi situación, o sintiendo mucha rabia por tener esta condición. Pero si hay algo que he aprendido en la vida es que sentirse como víctima, y sentir lástima por uno mismo es, a la larga, autodestructivo y desesperanzador. No obstante, le sigo dando gracias a Dios por todo lo que me ha dado, y por la oportunidad que tengo de trabajar a favor de los demás. Esto significa aceptar mi Parkinson y no permitir que esta condición cambie quien yo soy ni lo que quiero hacer.
En realidad, parte de mi capacidad para poder desempeñar las funciones de Embajador en Santo Domingo tiene que ver con los avances en las ciencias médicas. Los medicamentos para controlar la enfermedad han mejorado con el paso del tiempo. Sin embargo, he perdido parte de mis primeras esperanzas de que la cura de la enfermedad estuviera cerca. Tal y como me dijera un amigo médico, ¡la cura para el Parkinson ha estado a cinco años de ser descubierta desde hace ya 50 años!
Más que en la medicina y la ciencia, debemos de depender cada vez más en nosotros mismo. La parte más importante de mi capacidad de manejarme con el resto de Parkinson ha sido mi renuencia de permitir que esta condición me derrote. La enfrento. Podría dejar de hablar en público, pero acepto las oportunidades que me brindan, y salpico mis palabras con algo de humor para que funcione. Me podría quedar en la casa, y evitar la interacción con el público, pero prefiero compartir con las personas, compartir ideas, y trabajar juntos. Podría permanecer en un sillón y quedarme mirando televisión, pero me forzó a ejercitarme y a mantenerme en forma. Siempre me recuerdo que la expectativa de vida de una persona con Parkinson es la misma que la de una persona que no tiene esta condición. No existe razón alguna para no aprovechar al máximo cada día, y cada hora.
Al final, así como cada reto que he tenido que enfrentar en mi vida – bien fuese como un hombre joven que confrontaba la discriminación en el Valle Sur de Texas, trabajando a favor de los derechos civiles en los pasillos de Washington, o construyendo una relación más sólida entre los Estados Unidos y la República Dominicana – he crecido con cada reto, pero nunca me he dado por vencido.
El Parkinson no me ha derrotado; me ha fortalecido.
Nota: Abril es el Mes Internacional del Parkinson.
Raúl Izaguirre (Ambassador.Yzaguirre@gmail.com)
Embajador de los Estados Unidos en República Dominicana
El Nacional.com.do
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2013/4/1/155194/E-Pluris-UnumEl-Parkinson-me-ha-fortalecido
Nota DLRD: Nuestra admiración y respeto colectivo ante la categoría de ser humano que es el señor embajador Raúl Izaguirre.
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