Hasta septiembre de 2014 las tarjetas de subsidios gubernamentales ascienden a un total de 915,220. Esta inconcebible carga a los impuestos que pagamos los ciudadanos equivale a un poco más de 9% de la población actual, gasto prácticamente imposible de soportar para un país pobre e irresponsablemente endeudado.
Si el fin fuera resolver las carencias y necesidades de los hogares de los beneficiarios tal vez valiera la pena el esfuerzo. Ni uno solo, escúchelo bien, ni uno solo de los tarjetahabientes que reciben subsidios gubernamentales satisfacen siquiera el hambre de su hogar con lo asignado.
Es puro clientelismo político al servicio de los que gobiernan desde 2004 y que se proponen quedarse ahí hasta 2044. 915,220 votos supervisados en las mesas electorales asignadas el día de las elecciones, como sucedió en las pasadas elecciones presidenciales que un delegado del PLD con una lista de los que tenían tarjetas, tan pronto se verificaban en el colegio electoral eran saludados cortésmente con una sonrisa amiga.
Súmele a esto los subsidios a los empresarios, industriales, empresas extranjeras, barrilitos, cofrecitos, nominillas y un sin fin de actividades dispendiosas a costillas de tomar préstamos internacionales, préstamos internos y emitir bonos del Estado. En 2004 la deuda externa estaba en US$9,400 millones, hoy sobrepasa los US$30 mil millones.
Ahí está la explicación de porqué el gobierno emitirá bonos (más préstamos) por valor de RD$111 mil millones para financiar el Presupuesto Nacional de 2015 y el porqué la deuda pública consolidada de República Dominicana alcanza el 50% del PIB.
Luis Del Monte / Desde La República Dominicana
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