- "Otro conocido aficionado a deslizar grandes cantidades de alimentos por el tragapán, se tornaba retraído y sordo cuando comía, por lo que había que esperar que terminara de hacerlo para entablar un diálogo con él".
- "Una amiga afirmaba que en más de una ocasión había ingerido como desayuno diez panes sobados con mantequilla, jamón y queso, pisados con un jarrón con jugo de frutas. Su tragadera la tornó tan gorda, cuadrada, y carente de curvas, que se convirtió en lo más parecido a un gavetero de millonario".
+ Expresadas en su columna 'Cogiéndolo suave', en su artículo: Cosas de comilones.
Jeannelle Koss / Desde La República Dominicna
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