El problema es el Comité Político. 35 miembros con el poder más absoluto que se recuerda en la historia reciente del país. Aparentemente nada les es ajeno.
Ni los grandes negocios, ni los pequeños contratos. Ni la nómina estatal que pueden desde sus asignados territorios ensanchar a la medida de sus necesidades personales/electorales.
Tampoco el tema judicial les es ajeno. Hablemos todo lo necesario sobre la independencia de los jueces o del poder legislativo. Nada de eso es real. Son esos 35 miembros los que pueden ralentizar o acelerar un proceso, los que lo mandan al limbo de las gavetas o lo concretan en una sentencia “a según”.
¿Exagerado? No; discutible, como mucho. Cuestión de matices. Pero piensen en cada uno de los 35, y analicen su trayectoria política y económica. La que se sabe, por supuesto, que ya no hace falta ser más obvios de la cuenta. (A los más obvios les ha ido mal.)
Piensen en los grandes negocios del Estado, en los grandes proyectos, en los que de verdad mueven el dinero. No en esos sorteos en los que el constructor se queda enganchado porque no le pagan. Y miren hacia el club de los 35, que por un lado u otro van a encontrar la conexión. ¿Exagerado? No; discutible quizá...
El problema es que el Comité Político es una Corporación. No parece tener intención de regular su poder, ni de limitar ambiciones. Esto ya no es un partido político, es un conglomerado de empresas, y como todas las corporaciones... dirigido a ganar dinero. ¿Exagerado?...
Inés Aizpún
IAizpun@diariolibre.com
AM
Diario Libre
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