Nadie va a convencerme de que el Procurador General de la República, el doctor Francisco Domínguez Brito, es el responsable de la “exacerbación social” contra la justicia dominicana que el pasado jueves se expresó con una multitudinaria protesta frente a la Suprema Corte y marchas y piquetes en Santiago, San Francisco de Macorís y Moca exigiendo castigo a la corrupción y el cese de la impunidad, aunque lo haya dicho, en su andanada contra el máximo representante del Ministerio Público, el doctor Mariano Germán.
¿Quién con dos dedos de frente va a creer que Domínguez Brito, por más Procurador que sea, va a conseguir que la Iglesia Católica, el Conep, los industriales de Herrera, la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Participación Ciudadana y Transparencia Internacional entonen un armónico y bien afinado coro exigiendo castigo a la corrupción a propósito de los no ha lugar al senador Félix Bautista y el alcalde de San Francisco de Macorís Félix Manuel Rodríguez?
Tampoco estoy de acuerdo con la afirmación del Presidente de la Suprema de que el Poder Judicial es un aliado confiable en la lucha contra la corrupción, porque si eso fuera verdad las cárceles dominicanas estarían llenas de funcionarios y políticos corruptos de todos los partidos, y ocurre todo lo contrario.
Y es esa, no las declaraciones y resabios del Procurador, la verdadera causa de la “rebelión” ciudadana contra la justicia. En cuanto al “enfrentamiento” que tiene a tanta gente haciendo llamados a la cordura y la reflexión, estoy convencido de que nunca se hubiera producido si el doctor Mariano Germán no hubiese perdido, al decir del veterano jurista Ramón Pina Acevedo, el concepto de lo que debe ser un juez presidente de una alta corte, que no discute en público con nadie. Mucho menos, agrego yo, si con el exabrupto se inhabilita para conocer la apelación del caso.
Claudio Acosta
Qué se dice...
Hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario