La propaganda multimillonaria pagada con recursos económicos del Estado pretende manipular a los ciudadanos haciéndole creer a la opinión pública que la reelección es invencible, que la popularidad de un 300% del actual mandatario más el 5% de los votantes que aportaría la compra del PRD y el PRSC da por descontada una victoria en los comicios generales de 2016.
Argumentos banales se están pronunciando para justificar desde ahora una victoria abrumadora de la cleptocracia instalada en el poder desde 2004. Entre estos, que el candidato del régimen aparecería en 15 casillas de la boleta electoral y que para competir con la corporación corrupta, el candidato opositor necesitaría unos 100 millones de dólares.
Si fuera así de sencillo como lo plantean estos paniaguados, lo más sensato sería no celebrar las elecciones y reelegir por aclamación al presidente Danilo Medina, quien es respetado y estimado por el pueblo, pero que representa solo al 33% de los dominicanos.
Dos terceras partes del pueblo está contra el PLD y su bloque de partidos familiares. La gente está cansada de la dinastía morada y de su ejército de ladrones, prepotentes, arrogantes y autoritarios miembros. Nos hartamos de la impunidad, de la delincuencia asesina que acribilla a diario a hombres de bien de la patria y de la falta de servicios públicos de calidad.
Estamos hasta la coronilla de hospitales sin medicinas ni equipos en condiciones óptimas, de gentes vagando en las esquinas por la ausencia de empleos y de salarios de miseria allí donde una pequeña proporción de los aptos para trabajar encuentran una oportunidad.
No nos interesa continuar viendo cuatro años más el endeudamiento externo irresponsable de la nación, observar pasivamente las inauguraciones semanales de escuelas (sin maestros ni curriculum escolar de calidad), visitas sorpresas y condolencias públicas a las familias de apellidos sonoros.
La modificación de la Constitución para permitir la reelección del actual Presidente nos ha abierto los ojos, el Ejecutivo no tiene palabra, no es digno de la confianza de los hombres y mujeres serios de este país.
Están confiando en el trabajo de campo que harían la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y el Tribunal Constitucional. Jueces sin ninguna credibilidad en la sociedad dominicana.
En las elecciones de 2016 pudieran haber sorpresas, las cosas no serán tan fáciles como la están planteando asalariados del régimen. Este pueblo está harto de corruptos, delincuentes, desempleo y carencias de todo.
Juan Santos / Desde La República Dominicana
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