Rosa Cañete, coordinadora de un estudio de Oxfam sobre la pobreza en América Latina dice que abandonar los índices de pobreza de un país no significa dejar de ser pobre y formar parte de la clase media, clase que gana entre diez y cincuenta dólares diarios.
Buena reflexión, que viene a sumarse al debate de estos días. Salir de la pobreza significa valerse por si mismo. Salir de la pobreza dependiendo de un cheque que otorga un partido político no es salir de la pobreza, es deber un favor.
En este caso, un voto.
Los planes asistencialistas no sacan a los pobres de su pobreza. Los apadrina.
Las 10,000 tarjetas de Solidaridad que ahora reparte el PLD en la UASD no son una beca de estudios, ni siquiera una ayuda para libros. Son el favor, la dádiva, el recordatorio de que “yo puedo ayudarte si me votas y sigo en el poder”, a una población que quiere ayuda. O que cree que nadie más que los políticos pueden hacer algo por su futuro.
Hay más... ¿cuánta gente depende, no ya de una tarjeta solidaria, sino de que el político de turno les mire y de un contrato? No hablamos de limosna, sino de trabajo. ¿Cuántos sectores,
empresas y familias dependen de que el gobierno les “conceda la gracia” de permitirles trabajar?
Esta salida de la pobreza es una salida en falso. Es un espejismo.
No estamos bien; demasiadas personas, de todas las profesiones, dependen de un cheque peledeísta. El problema es que parece que el PLD no sabe gobernar de otra manera...
Inés Aizpún
IAizpun[@]diariolibre.com
AM
Diario Libre
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