No en vano Jacques Attali el filósofo francés contratado por Leonel Fernández para realizar un informe sobre el desarrollo estratégico de la República Dominicana para el período 2010-2020, señaló que lo primero que se tenía que hacer era restaurar la confianza de la población en las instituciones dominicanas.
Esto así porque en un país en que mentir no es solamente tolerado sino que la mayoría de las veces hacerlo no genera consecuencias, la gente simplemente desconfía de todo y el ejercicio de la autoridad está seriamente erosionado por la desconfianza de la población en la misma.
Por eso uno de los efectos más perversos del escándalo de los falsos alfabetizados del plan Quisqueya Aprende Contigo es deteriorar aún más la confianza ciudadana.
Desde antes se sospechaba que las cifras de sus resultados podrían ser cuestionables, pero el bochornoso acto de supuesta graduación a personas que ni siquiera fueron parte del programa de alfabetización puesto al descubierto por un ejercicio periodístico responsable, es una grosera manipulación política con fines electorales, independientemente de cuántos sean los falsos alfabetizados, lo que afecta la credibilidad completa no solo de ese importante programa, sino de las autoridades e instituciones dominicanas.
Luego de desafortunadas e inconsistentes declaraciones, tanto del alcalde Roberto Salcedo como del director del programa, el Ministro de la Presidencia informó que se suspenderían las graduaciones hasta el 15 de mayo y se ordenaría una investigación. Esa suspensión hasta la fecha de las elecciones es una confirmación del mal uso con fines electorales de algo tan importante como certificar a personas, en su mayoría adultas, como alfabetizadas.
La manipulación política y la demagogia han convertido a los ciudadanos más vulnerables no solo en mercancía política, cuya voluntad se compra a cambio de tarjetas para beneficiarse de programas que les hacen ver como regalos o privilegios, lo que no es más que el cumplimiento parcial de las responsabilidades del Estado, sino que las han despojado del más importante de los activos, la dignidad.
La supuesta investigación como muchas otras quedará en el olvido o simplemente arrojará un resultado complaciente para salvar el “honor” de las autoridades involucradas, pero dejará aun más maltrecha la credibilidad y confianza de la población en sus autoridades.
El problema es que las mismas autoridades que manipulan, maquillan, ocultan o mienten a la población para conquistar el poder o mantenerse en el, no se dan cuenta que tarde o temprano están afilando cuchillo para su propia garganta, pues cuando la confianza finalmente se rompe ya no existe respeto ni por las autoridades ni por las instituciones, y eso es sumamente peligroso no solo para estas sino para toda la sociedad.
Marisol Vicens Bello
elCaribe
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