Aunque el Grupo de Comunicaciones Corripio ya “reeligió” a Danilo Medina con un 63%, el primero sabe que son numeritos inventados, totalmente contradictorios con su historial y potencial electoral, que informan de manera implacable que Danilo se va, porque no tiene ni nunca tuvo los votos. El grupo Corripio escribió sobre esa encuesta, en entrada de primera plana, que Danilo gana las próximas elecciones en primera vuelta con un 63%. Si está hecha con rigor y sin contaminación, una encuesta pronostica un momento que no puede ser dado por hecho consumado. El candidato presidente sabe lo que en realidad hay. Por eso el viernes en Villa Riva dijo que entiende será el ganador de las elecciones, aunque arengando a su gente a seguir buscando votos, porque “aquí cualquier cosa puede pasar”. Anduvo moviéndose bajo lluvia, un señor ya mayor, indicando a su gente que hagan mayores sacrificios. Danilo anda y desanda haciendo inauguraciones a 20 días de las elecciones, sabiendo que el pueblo entero le observa y reprueba el ventajismo de seguir usando los recursos estatales sin control.
¿Cuál es el cianuro que envenena todas y cada una de las falsas encuestas, como la Gallup –que según escribió el funcionario reeleccionista César Medina- “trabaja para el gobierno y sus personeros”, y las otras que coinciden con esa y que dice el diputado Vinicio Castillo Semán son “patrocinadas por el ministro de la Presidencia”? Son tres los problemas: El pobre potencial electoral que ha tenido históricamente Danilo como candidato presidencial del PLD, que ni con el déficit fiscal de más 200 mil millones de pesos con que Leonel calentó (dicen que desguañangó) la economía para que en 2012 Medina llegara a su máxima votación, 37.7.
En su febril afán continuista Danilo desbarató con los pies el caudal electoral aliado que le construyó Leonel al PLD. Rompió con el Partido Reformista, el PQDC, se peleó con los vinchos y con importantes dirigentes que acompañaron al PLD en su crecimiento. Puede calcularse que se agenció al PRD, pero se divorció con una franja irreductible del PLD que supera por mucho a sus viejos y nuevos aliados. Se trata de los leonelistas que luego del expediente Quirino no hay quien les hable de reelección. El distanciamiento no puede ser más obvio. Leonel simplemente se está haciendo para mantener activo su liderazgo y evitar que le ocurra como a Miguel Vargas en el PRD, que por más que se lo reclamó su equipo no supo manejarse, y políticamente ha terminado como Chacumbele. Leonel y Danilo son los dos grandes líderes del PLD. ¿Cómo es que no salen levantando los brazos juntos, en señal de “gran unidad, gran victoria”? Puede que ahora con esta observación Palacio busque encaramar a Leonel a “la patana”, pero el video puede dar más sal que chivo.
Nelson Marte
elCaribe
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