Dengue, zika, chikungunya, violencia, hambre, miseria, desinstitucionalidad, aumento del tráfico hacia otros países y del consumo de drogas, falta de atención médica a la población, negativa de prestación de servicios de emergencias a personas que llegan moribundos a las puertas de establecimientos de muerte, que no de salud, poner los ratones a cuidar los bien olientes y apetitosos quesos, sueldos de miseria a policías y militares, robos de raciones, recursos para traslados, tardanza en suministrar ropas y zapatos a los efectivos, médicos cuya misión en la vida se mide a través de los signos de dólares que tienen en el cristal de sus anteojos, no preparación de personas del pueblo en carreras técnicas que les permitan vivir de un trabajo decente, premio en posiciones políticas a los más débiles, a los menos capaces, a los que aprendieron a doblar la espalda para adular mejor, un mayúsculo desorden en el tráfico y en el tránsito, actuaciones de jueves que obedecen órdenes que les bajan sus superiores políticos y judiciales, militares y policías que transitan en vehículos sin luces pero multan los choferes cuyos automóviles carecen de luces o bocinas, choferes que se saltan los semáforos mientras tienen la luz roja y luego se arreglan con el policía de la siguiente esquina, policías de AMET que entienden que su autoridad está por encima de cualquier regla que les impida ejercer su arbitrariedad y dañar el curso natural de locomoción en las horas pico para satisfacer su ego y mostrar quien es quien manda, desviación del 4 por ciento del Presupuesto para la educación a la construcción de escuelas donde entre la compra de solares y las edificaciones algo huele mal, pero no se investiga.
La violencia y el terrorismo del tigueraje aprietan el cerco contra la gente al punto de que todos los meses hay guardias y policías metidos en actos criminales.
Como parte de esa violencia hay que incluir las sentencias complacientes, mediante las cuales las puertas de las cárceles están siempre bien aceitadas para que los delincuentes salgan a las calles a cometer las mismas o peores fechorías.
La multiplicación de los feminicidios y de las violaciones a menores, incluyendo niñas y niños merecen sanciones ejemplares escritas en el tradicional ejercicio de la justicia popular: el linchamiento, o en la mutilación de los órganos sexuales de los abusadores y criminales delincuentes.
Como vemos, es cierto que Danilo Medina ha convertido el país en lo que nunca se ha visto, un lugar donde el hambre, la miseria, el desempleo, la falta de servicios de salud, la delincuencia y la inseguridad, nos tienen acorralados, definitivamente, esto tiene que cambiar y sólo lo puedes hacer tú.
Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Hoy
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