Lo más lógico si usted oyese hablar de “La Fundación de Aduanas” sería pensar que es una entidad para desarrollar y promover la formación, la educación y la investigación en el campo del comercio internacional y el derecho aduanero, así como de buenas prácticas aduaneras, estudios contra el contrabando y la creación de programas de estudios superiores vinculados al derecho aduanero y al comercio internacional; pues no. La Fundación del Patrimonio Cultural de la Dirección General de Aduanas, como se denomina, tiene como misión adquirir, preservar y proteger las obras de arte propiedad de la DGA. Entre los objetivos de la Fundación figuran, además, “…decorar las instalaciones de la DGA y resaltar la solemnidad e importancia de sus actividades, así como satisfacer el espíritu, las aspiraciones ideales, y el deleite visual de sus funcionarios, empleados y usuarios.” Sí, han leído bien. Una institución recaudadora del Estado asigna millones de pesos a una Fundación para eso que acaban de leer. De hecho la Asociación Dominicana de Críticos de Arte (ADCA) y el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP) le han hecho reconocimientos “por su respaldo decidido a la creación artística dominicana materializado en su colección permanente de alto nivel”. Y su creador, el señor Miguel Cocco, tuvo el tupé de decir “…en lo que es una oficina recaudadora la gente ha empezado a ver y a disfrutar un museo de arte en el que tiene acogida todo tipo de manifestación artística…”.
En un país normal la dirección de aduanas en caso de decomisar obras de arte por contrabando o impago de impuestos lo que haría sería ponerla en pública subasta, cuando lo autorizara un juez, o las transferiría a las instituciones estatales que existen para promover el arte, como la Dirección de Bellas Artes o el Museo de Arte Moderno previo cumplimiento de las formalidades. No hacer un museo esperpéntico en su oficina principal y en sus dependencias, en donde lo que hacen esas obras es entorpecer las actividades propias de unas oficinas de aduanas visitadas por usuarios de todo tipo de pelaje relacionados con las recaudaciones por importaciones y exportaciones.
Esto viene a cuentos porque un comerciante de arte, Francisco Nader, acaba de enviar una carta-pública denunciando lo que todo el mundo se olía, que en Aduanas hay unas anomalías que hay que resolver, que hay falsificaciones, estafas. Millones de pesos en adquisiciones en arte y en exhibiciones en el extranjero. La dirección de Bellas Artes, El Museo de Arte Moderno, el CODAP, la Fiscalía deben exigir que se corrijan esas anomalías, que se audite la autenticidad de la colección y que se auditen las cuentas. Zapatero, a tus zapatos.
Fernando Casanova y Llaca
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