La Presidencia de la República, y más en países como el nuestro, hace que quien la ocupe tenga necesariamente que sacrificar muchas cosas que antes hacía, y que hasta lo distinguían de los demás.
En el caso de Danilo Medina, actual Presidente, sus viejos amigos extrañamos su solidaridad, su don de gente, su amistad incondicional, aquella llamada a su celular, siempre atendida, que sigue siendo el mismo, pero nadie lo coge, entre otras muchas cualidades de este ser humano y político excepcional.
Ahora no puede ser así, pero por lo menos quienes le acompañan a gobernar deben ser más abiertos, más responsables, y si prometen deben cumplir, porque así es Danilo Medina, y muchos que no lo conocen creen que él sabe, por ejemplo que gente amiga suya pasa hoy por graves necesidades, amenazadas de desalojo, endeudado, con hijos y esposa sin seguro, que fueron cancelados por un Ministro prepotente de Cancillería sin darle un centavo luego de anunciar que había gastado nueve millones en pagar cesantía a políticos reformistas muchas veces sin necesitar eso.
Danilo Medina debe hacer por lo menos cada dos meses audiencias en Palacio o barrios al igual que las visitas populares.
Las elecciones las ganó Danilo por su forma de ser y actuar, pero igual muchos ayudaron, y hoy son víctimas de ministros y funcionarios engreídos, que no suman, que mienten, que no se conduelen de nadie, que no son capaces de estar a la altura de su Presidente y menos de Juan Bosch, un ser humano que nació y vivió para la solidaridad y el servicio de la gente.
Duele a los amigos de Danilo Medina verse en la miseria en un gobierno de un hombre como él.
Germán Martínez
MI PALESTRA
Listín Diario
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