CRISIS DE GOBERNABILIDAD SIN PRECEDENTES
No hay peña, reunión, encuentro, boda, funeral o bautizo en que el tema de conversación no derive en la corrupción. En Odebrecht. En la impunidad.
- La culpa no la tiene Odebrecht. Todos sabemos que para trabajar hay que dar, reflexiona con impotencia un ingeniero. La culpa la tienen los políticos.
- Pero... ¿por qué no denuncian cada vez que un funcionario exige “lo suyo”?
- Porque significaría no volver a trabajar.
Un tramo de carretera por aquí, una remodelación por allá. A éste un permiso de importación. A aquel de explotación... La clase política controla el mercado, el éxito o el fracaso de cualquier empresa de cualquier sector. Pero no regulando, sino por sus “emprendimientos” particulares. Las ventas en Los Tres Brazos (CORDE) y la tragedia por unos terrenos del CEA son otro ejemplo de que la corrupción se da en varios niveles de “mando”. Hay políticos vendiendo el país a pedazos. Literalmente.
Odebrecht no es el problema, es la prueba. Ha puesto caras y montos y hasta podría alegar en su defensa que en realidad, no es tanto un caso de soborno por su parte sino de extorsión por la otra. Todos sabemos que para trabajar hay que dar.
Nadie ha dicho que desmontar la cultura de la corrupción sea sencillo. Pero algún día hay que empezar y no hace falta esperar a junio, porque Odebrecht no sabe nada que el PLD no sepa ya.
Porque si la cúpula del partido, si el gobierno ignora quién recibió los sobornos o de verdad cree posible que esto se arregla con Ángel Rondón cargando con toda la culpa... es que realmente estamos ante una crisis de gobernabilidad sin precedentes.
Inés Aizpún
IAizpun[@]diariolibre.com
AM
Diario Libre
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