El gobierno del presidente Danilo Medina, alcanzó el poder con mentiras, engaños, por no importarle el país (tirando los escrúpulos al zafacón), con compra de votos, repartición del gobierno con mercaderes de la politica, compra del Congreso para cambiar la Constitución y con los recursos del Estado, que una vez muy amargamente, él mismo expresó: “El Estado me venció…”
Un gobierno que pierde la moral para dirigir a su pueblo al tiempo que no tiene control de su burocracia, es natural que no funcionen sus instituciones. Un país sin instituciones fuertes, no puede ofrecer los servicios requeridos por la población, como son: transporte, agua potable, energía eléctrica, salud, educación, cuidado del medio ambiente y seguridad pública, etc. Frente a tantas debilidades del gobierno, es más fácil que prosperen los vicios, la delincuencia, el crimen, evasión de impuestos y la corrupción florece incentivada por la impunidad (verbigracia el repunante sistema de justicia, podrido de arriba a bajo).
La sociedad dominicana y la comunidad internacional, han expresado de diversas formas su disconformidad con la situación imperante. Los desastrosos índices de corrupción, dados por Transparencia Internacional año tras año; los bajos índices de la calidad de la educación, la falta de credibilidad institucional; carecemos hasta de decencia pública. En el plano nacional, las cadenas humanas, las marchas de los cañeros, los reclamos salariales de múltiples sectores, la lucha contra la impunidad, la queja del Sistema Judicial, los reclamos públicos de algunos miembros de la Policía Nacional y Las FFAA, son campanazos que el gobierno no ha querido escuchar.
Para hacerse sordo, mudo y ciego, destina una altísima suma del presupuesto para sus relaciones públicas, aunque estas ya no son suficientes (debieran ahorrarse ese dinero para otras cosas perentorias) porque ninguna persona sensata cree lo que dicen las bocinas.
Empoderamiento (empowerment)
Empoderamiento (es darnos cuenta del poder que en conjunto tenemos) del segmento poblacional que siempre estuvo silente, que no se queja, que no protesta. En razón que ante tantas cosas negativas que irritan a la población, el gobierno no hace nada, el empoderamiento de ese grupo poblacional que siempre está tranquilo, que se abstiene en las elecciones, que tiene su comida segura, que no se vende por pica pollo o por un pote de ron, ni 500 pesos, que no pide empleos como compensación por sus servicios, que no solicitan exoneraciones y que no representan problemas para el gobierno porque son temerosos, conservadores y votan calladitos cuando se deciden hacerlo.
Dicho empoderamiento, ha dejado atrás las banderías partidarias aunque estas hábilmente se han sumado y lo que comenzó aparentemente con ingenuidad, está despertando hasta los que estaban dormidos y hoy dia ese movimiento pacífico, crece, crece y crece… como los espaguettis milano, atemorizando al gobierno al tiempo que lo hace reaccionar de forma torme.
¿Y por qué?
Simplemente, el gobierno no ha hecho nada frente a estos campanazos sociales y ha subestimado la capacidad crítica de su pueblo. A tal grado llegó esa subestimación, que el Ministro Administrativo señor José Ramón Peralta, dijo: “el pueblo no está en ODEBRECHT, está en comida”, aunque esa opinión cambió después del 22 de Enero del 2017, día de la marcha.
Un alto porcentaje de la población (según la encuesta reciente de Gallup), considera que no habrá castigo para los corruptos, no perdemos la fe de que los “castigos” vendrán ya sean por las presiones internas de los “calladitos” o porque la comunidad internacional, así lo imponga. Consideramos conforme al entusiasmo del pueblo, que la marcha y la firma del Libro Verde Contra la Impunidad, arrastrara adeptos no por populismo sino por la justeza de la causa, para rescatar al país de la insaciabilidad del gobierno y su partido.
¡El empoderamiento es una realidad porque el gobierno, no hace nada contra la impunidad!
Radhamés Lora Salcedo
Plan de Nación
Acento
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