Ahora cuando el pueblo se ha empoderado y está dispuesto a todo con tal de romper las cadenas que que atan nuestra democracia surgen voces mediadoras llamando a la paciencia y a la calma. Piden que cese el odio y la violencia.
Esas voces disfrutan a sus anchas del Sistema, cómodamente asentados en la cresta social acuden a tender una mano a los déspotas que depredan inmisericordemente a la patria.
Son tantas las mentiras, las trampas, los entuertos, los engaños, los robos, los desfalcos y vagabunderías cometidas por el PLD con Leonel Fernández y Danilo Medina a la cabeza, durante 13 largos años; que uno no está seguro realmente si sus gobiernos fueron legítimos o fruto de trampas realizadas desde la JCE, dinero sucio del narcotráfico o de gobiernos y empresas extranjeras que invirtieron para luego delinquir como se ha comprobado desde diciembre a la fecha.
El tiempo de la calma y la paciencia venció. Si existe odio, lo crearon quienes han abusado insistentemente de este pueblo cada cuatro años desde 2004, burlando la confianza entregada.
El presidente Danilo Medina
Si Danilo Medina piensa que con represión va a bajar la marea de la indignación se equivocó.
Su problema no son unas marchas inofensivas que claman sin violencia un alto a la corrupción y a la impunidad. Danilo Medina tiene muchos problemas, no uno.
Debe explicarle al país quién le solicitó o autorizó a construir unas plantas eléctricas endeudando irresponsablemente a un país pobre. Explicar porqué escogió una empresa inexperta en el componente de generadoras eléctricas para construirla por el doble del costo propuesto por otras empresas de experiencia comprobada. Debe decir quién fue sobornado en su gobierno, acusación realizada por Odebrecht al confesar que sus sobornos comprendieron los años 2001-2014.
Otro de sus problemas es justificar cómo mantiene a un Canciller en su gabinete sospechoso de comprar un barrio entero a una institución del Estado. Explicar porqué los destituidos funcionarios de CORDE, OPRET y el CEA no están en la justicia dando cuenta de sus actuaciones, si trabajaban para su gobierno, para él.
Y no vamos a seguir con los casos como OISOE, aviones Tucano, etc., porque nos extenderíamos y no es necesario para entender que los problemas del presidente Danilo Medina no son pocos. Problemas de robo del dinero público, de lavado de activos, de violaciones y modificaciones a la Constitución, de compra de legisladores, etc., todos de materia penal que directamente son de su responsabilidad y que sin ninguna duda quien lo sustituya en la silla de alfileres le hará dar cuentas en la Suprema Corte de Justicia.
Ahí está el problema de la indignación colectiva, por eso desaparecieron la paciencia y la calma de los dominicanos; de ahí nace el odio hacia los responsables de la debacle nacional que ahora se empantana y reprime, cuando ya nadie los quiere dirigiéndonos y su popularidad es asquerosa hasta dentro de su propio partido.
Ahórrense los llamados a calma y paciencia, eso ya no existe, es tiempo de quitarnos de encima este régimen de corrupción e impunidad.
Jeannelle Koss / DLRD
Caricatura: Cristian Hernández
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