Los "bufeos", como se llama en Bolivia a esta especie, comenzaron a ser trasladados desde el río Paila hasta el río Grande, donde van a ser liberados en un ambiente adecuado para proteger la especie.
Los biólogos que hicieron el trabajo tenían previsto encontrar nueve delfines, pero hallaron 22, de los que hasta el momento han sido rescatados 19, indica un informe de la gobernación.
Destacan que se trata una especie de delfines genéticamente única, diferente de la que existe en el Orinoco y la Amazonía.
Uno que participó en las acciones de rescate, declaró que la zona donde estaban atrapados los "bufeos" será declarada "Área protegida" para frenar los daños a su flora y la fauna.
EFE
Los bufeos: Tesoros de Bolivia
Son una especie única en el mundo y están rodeados de historias, como la que afirma que ayudan a los náufragos, empujándolos hacia la playa. Estos son los bufeos del Beni.
"Quien mata a un delfín, morirá ahogado", aseguran los habitantes de las riberas de los ríos benianos, y no es una simple superstición: es una ley de convivencia.
En las profundidades de la selva virgen, donde los rayos del sol no pueden abrirse paso entre los ramajes y los ríos son el principal sustento, los nativos conocen cada secreto de la naturaleza, las características de los animales y han hecho de los delfines (bufeos), sus más fieles compañeros.
Los mojeños aún conservan muchas de sus tradiciones, entre ellas la que asegura que el dios Chaure es el encargado de bajar a la tierra y convertir a los hombres en animales, de acuerdo a sus personalidades; por ello los taimados se transforman en zorros, los fuertes en águilas pescadoras y los inteligentes en delfines. Otra de las creencias que está fuertemente arraigada es la de que los delfines pueden salvarle la vida a un pescador si se está ahogando.
En el norte de Brasil (y también en algunas comunidades del Beni), se cree que durante las noches de fiesta los bufeos se transforman en jóvenes altos y apuestos, buenos bailarines y bebedores, que enamoran a las mujeres, a quienes llevan a las márgenes de los ríos para dejar embarazadas. De madrugada, retornan al río donde recuperan su forma animal.
Mil y una leyendas se tejen alrededor del delfín de río, una especie única en el mundo, y son estas creencias las que en cierta manera han preservado a estos animales de la caza indiscriminada y del uso abusivo que a veces se hace de otras especies, como el caimán negro o la londra, ahora en extinción.
Mientras se navega por los ríos Mamoré, Iténez o Ibare, los delfines acompañan a los botes y barcos, saltando apenas entre las aguas y bufando al emerger para tomar oxígen; sus colores y movimientos son un espectáculo fascinante y son los guardianes constantes de quienes se aventuran a tomar un baño en alguno de los imponentes ríos de la amazonía boliviana. Una experiencia singular protagonizada por esta especie única en el mundo.
Mario González, historiador y Silvia Ten, bióloga, son dos profesionales españoles invitados por Fremen para explicar con datos la procedencia y significado del delfín del Amazonas. Fremen está organizando una serie de tours en los que el delfín es el símbolo de la aventura y el placer en un marco natural impresionante. A bordo del flotel Reina de Enín, los pasajeros tienen la oportunidad de conocer de cerca a estos animales y vivir momentos asombrosos con todas las comodidades necesarias. Preocupada por la preservación de esta especie y su habitat, la gente de Fremen quiere concientizar y afirmar el respeto y admiración por los cetáceos y mostrar al mundo las riquezas del Beni. Este es el primer paso para lograr su objetivo. Las características de los viajes y todas las ofertas de Fremen y el flotes, serán publicadas en un reportaje especial el próximo domingo.
Los delfines de río fueron descubiertos por el investigador francés Alcides D'Orbigny en 1832, durante su último viaje a Sudamérica donde llega hasta el río Iténez y navegándolo accede al Forte Príncipe da Beira.
En un principio D'Orbigny nombró al delfín como Inia boliviensis y más tarde, la especie Inia boliviensis pasó a ser sinónimo de Inia geoffrensis. Hoy en día se acepta una única especie con tres subespecies, una de ellas, Inia geoffrensis boliviensis corresponde a los animales que, en el Beni, se llaman bufeos.
En Bolivia, el bufeo vive en todos los ríos de la cuenca del Beni. Hasta ahora, los límites de su territorio son el río Ichilo (Puerto Villarroel) por el sur; el río Beni por el Noroeste y el río Iténez en el Forte Príncipe da Beira por el norte. El río Iténez, al igual que el Beni, desemboca en el Mamoré.
Inia geoffrensis es el único íniido existente en la actualidad. Su evolución está directamente relacionada con los movimientos tectónicos de la Cordillera de los Andes. Su registro fósil se halla a partir del Mioceno tardío en Argentina, Brasil y Venezuela. De acuerdo con los paleontólogos, los ancestros del delfín de río son de origen marino y especies neríticas; es decir, de profundidades medias.
El origen del Inia más primitivo, Inia geoffrensis boliviensis, no puede haberse dado antes del Mioceno Superior. Los Iniidae suramericanos migraron desde las regiones costeras del Pacífico al sistema de lagos de las depresiones subandinas en el Mioceno, hace aproximadamente 15 millones de años. Al desaparecer la unión con el Océano Pacífico como consecuencia de la formación de las montañas andinas en el Plioceno, los delfines se adaptaron a los lagos subandinos de aguas dulces y migraron vía Iquitos, en el Ecuador, al gran sistema de los ríos Amazonas y Orinoco durante el Pleistoceno.
Aunque estos delfines del río son muy importantes a nivel de los cetáceos, sobre todo sudamericanos, no han sido muy estudiados. Se conoce que su distribución abarca los sistemas fluviales de los ríos Amazonas y Orinoco, encontrándose en los ríos Amazonas, Negro, Mamoré y Orinoco, río de Perú, Ecuador, Brasil, Bolivia, Venezuela y Colombia. Su distribución parece estar limitada por rápidos, grandes cascadas y aguas frías de los ríos de la vertiente oriental de Los Andes.
Su estructura es diferente a la de su primo, el delfín marino, sobre todo por las necesidades que tiene para alimentarse. Posee ojos pequeños, un hocico dentado largo y estrecho y aleta dorsal poco desarrollada frente a unas aletas delanteras muy grandes. Una característica significativa son los pelos modificados (vibrisas) de la parte superior del hocico, probablemente con función táctil. Estos delfines están muy bien adaptados a vivir en las várzeas (bosques inundados). Después de años de aislamiento en aguas turbias del río, es posible que la selección natural provocara que el sentido de la vista se redujera un poco, de ahí resultan esos ojos de tamaño mucho menor que los de los distantes delfines de mar.
Junto a lo anterior, y debido a que viven entre raíces, troncos y ramas en los bosques amazónicos inundados estacionalmente, estos delfines de río tienen cuerpos flexibles capaces de nadar entre ellos. Pueden girar sus cabezas más que la mayoría de delfines, gracias a que sus vértebras no se encuentran fusionadas. Otra característica es que presenta una protuberancia en la cabeza, por donde emite ondas utrasonoras. Estas ondas reflejan sobre los cuerpos sólidos, retornando un eco, orientando al bufeo, sobre todo en aguas turbias, con reducida o, incluso, nula visibilidad. Un sistema similar al de los murciélagos.
El Bufeo se alimenta de una variedad de peces, hasta 50 especies, pero se sabe que uno de sus bocados favoritos es el enorme pacú, también incluye en su dieta a cangrejos y moluscos, a veces, cuando el hambre apremia, también se alimenta de petas (tortugas pequeñas).
Este delfín es el más grande de los cetáceos de río: los adultos llegan a medir hasta 2.3 metros en el caso de las hembras y 2.7 metros en el de los machos, mientras que su peso oscila entre los 85 y los 160 kilogramos. Su madurez sexual se alcanza entre los 5 y los 13 años en las hembras y los 9 y los 12 en los machos. El color de su piel varía de acuerdo a la edad, la condición física, el agua y está ligada con la irrigación sanguínea de los vasos subcutáneos. Una de las cosas que más llama la atención es, justamente, el color de estos animales, generalmente rosados que varían en intensidad y que cuando emergen brillan con los reflejos del sol volviéndose tornasolados. Cuando nacen, las crías tienen una coloración gris, pero a medida que crecen van cambiando al rosado.
Durante la época de apareamiento, en octubre y noviembre los colores se encienden todavía más y los nativos aseguran que los bufeos son de los pocos animales que se aparean con placer. Por ello es común ver parejas de delfines retozando en las orillas de las blancas playas de arena durante horas, antes de aparearse.
El periodo de gestación dura 8 meses y medio (9 u 11 meses según algunos autores). Las crías nacen con un peso aproximado de 7 kilogramos al nacer y unos 80 centímetros. La edad de vida se calcula en 30 años.
Estos animales son solitarios. A veces se puede ver a los padres y la cría, pero se juntan para alimentarse y jugar, a veces en grupos de hasta 15 bufeos. A diferencia del delfín marino, los bufeos nadan lentamente, aunque pueden llegar a velocidades de 23 km/h y desplazarse 30 kilómetros o más en un día. Reemplazan la velocidad por la flexibilidad y maña al momento de cazar.
Las características que hacen único al delfín boliviano, se deben sobre todo a que algunas millas de la confluencia del río Mamoré, comienzan las largas cataratas del Madeira, obstáculo que no pueden superar estos delfines. El aislamiento del Amazonas durante largo tiempo, habría producido una evolución separada del delfín boliviano. Una población que aparentemente permanece aislada del resto de su distribución, habita en las partes altas de la cuenca del río Madeira en el Beni.
La migración de los peces es muy importane en la distribución de los bufeos a lo largo del año. Durante las fuertes lluvias de la estación húmeda, los ríos ven sobrepasado su caudal y las aguas se extienden entre los bosques inundados. Los peces nadan a estas áreas para alimentarse de las frutas y semillas que caen de los árboles. Los delfines amazónicos siguen a los peces, nadando entre los troncos. Por lo tanto, se distribuyen reaccionando a las migraciones estacionales de los peces y al ciclo anual de las inundaciones.
El hombre es el peor enemigo, sobre todo por las perturbaciones que ocasiona al hábitat de los animales. En el caso del bufeo, la contaminación de los ríos por las dragas auríferas, que utilizan mercurio, es uno de los motivos principales de peligro. Por ser un carnívoro tope de la cadena alimenticia acumula en sus tejidos los químicos tóxicos vertidos en las aguas.
El delfín amazónico, único miembro de un género monotípico, está categorizado como especie vulnerable y su población total es desconocida.
La construcción de las enormes plantas hidroeléctricas, pese a que se afirme lo contrario, es una amenaza absoluta para todos los animales de la zona. El bufeo no se salva. Aunque su carne no es preciada, algunas poblaciones humanas utilizan su grasa como aceite para linternas o cocina.
El deterioro de su hábitat ha obligado a los bufeos ha buscar nuevos lugares, cada de vez de más difícil acceso. Esta situación reduce cada vez más los grupos de bufeos por la por lo que la relación existente entre las diferentes poblaciones es casi nula. De acuerdo a Silvia Ten, investigaciones recientes revelan que dentro de una misma población sus miembros presentan una homogeneidad genética alta, lo que podría indicar que los individuos se están cruzando entre sí, debido a su aislamiento. Esta homogeneidad puede deteriorar la variabilidad genética de los delfines de río, lo que implica que las probabilidades de extinción de la especie aumenten en cada generación.
Con la iniciativa de Fremen, varias de las comunidades que hasta ahora habían sido abandonadas, han empezado a tomar interés en la actividad turística. Hace poco se abrió un sendero en medio de la selva para que los turistas puedan admirar en primer plano las maravillas de la naturaleza. También están comenzando a retomar la fabricación de artesanías.
Aunque son pocos quienes habitan en la zona, habitada por comunidades de hasta 8 familias, (cada vez más reducidas con la migración hacia la ciudad, sobre todo en época húmeda), están conscientes de los grandes beneficios que los bufeos, desde siempre amigos de sus abuelos, les pueden traer. Por eso han decidido sumarse a esta cruzada que quiere mostrarle al mundo este patrimonio nacional, un orgullo del Beni.
http://www.biodiversityreporting.org/article.sub?docId=13601&c=Bolivia&cRef=Bolivia&year=2005&date=September%202004
Aunque son pocos quienes habitan en la zona, habitada por comunidades de hasta 8 familias, (cada vez más reducidas con la migración hacia la ciudad, sobre todo en época húmeda), están conscientes de los grandes beneficios que los bufeos, desde siempre amigos de sus abuelos, les pueden traer. Por eso han decidido sumarse a esta cruzada que quiere mostrarle al mundo este patrimonio nacional, un orgullo del Beni.
http://www.biodiversityreporting.org/article.sub?docId=13601&c=Bolivia&cRef=Bolivia&year=2005&date=September%202004
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