Solo viviendo muchos años se aprende mucho.
Las experiencias van curtiendo el alma y el espíritu, moldeándolo, preparándonos para enfrentar las vicisitudes que se nos presentan en nuestro andar. Luchar, sufrir, penar son apenas parte del costo que hay que pagar por esta vivo. En la naturaleza los más fuertes sobreviven más tiempo, los débiles desaparecen rápido.
De vuelta ya, hace rato inicié el camino de desenredar nudos, de equilibrar karmas e ir en busca de aquellos a quienes ofendí e involuntariamente hice daño, para arreglar las cosas, de la mejor buena fe.
Eso, uno no se lo propone. Sale sin uno desearlo. A los que me hicieron daño no los espero, ya los perdoné.
Diecisiete años después sigue viva la llama del recuerdo, el mismo amor y respeto a la obra legada.
Hoy brindaré por los buenos tiempos y por qué no, también por los no tan buenos, ¡total: eso es vivir!
Marihal / Desde La República Dominicana
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