El clientelismo es caro. Y cuando explota, lo hace en la cara de quienes lo alimentaron. Termina por dejarles sin dinero... y sin excusas.
¿Hemos llegado a ese punto? Pinta que sí. A falta de una oposición que articule el malestar, los ciudadanos han optado por convocarse unos a otros por Internet. Hay quien propone protestar el 15 de Octubre frente al Palacio, como hicieron cientos de españoles el 15 de septiembre frente a su Parlamento. Hay quien llama a una huelga pacífica los días 6 y 7 de noviembre, para reforzar el efecto con el feriado del día 5. Otros defenderán una huelga -también pacífica- los días 16 y 17 de octubre: "¡esta fiesta la bailaron ellos y no merecemos llorarla nosotros!"
El problema para el Presidente Medina es que no puede culpar abiertamente a su precedesor. Sí, el déficit se gestó en el periodo de Leonel, pero él validó ese pasado nombrando a la mitad del gabinete de nuevo.
¿Puede el "casi mismo" equipo que nos ha metido en este lío sacarnos de él? ¿Lo vamos a pagar todo nosotros: préstamos, nominillas, sobrevaluaciones, comisiones, pensiones, lujos, villas, incompetencia...?
Los ciudadanos se convocan por Internet unos a otros, huérfanos quizá de un liderazgo aglutinador. No son los ciudadanos que repaldarían una huelga violenta, ni se vinculan a la oposición militante o a los inservibles sindicatos.
Son los ciudadanos hartos de la incapacidad reiterada de una clase política narcisista y avarienta, que sólo piensa en su sueldo, sus fundaciones y sus funditas.
Inés Aizpún
Diario Libre
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