Mis queridos Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Incháustegui y Ramón Marrero Aristy:
Ustedes se van mañana, creo, y antes de que vuelvan al país quiero escribirles unas líneas que acaso sean las últimas que produzca sobre el caso dominicano como dominicano. No digo que algún día no vuelva al tema, pero lo haré ya a tanta distancia mental y psicológica de mi patria nativa como pudiera hacerlo un señor de Alaska.
En primer lugar, gracias por la leve compañía con que me han regalado hoy; la agradezco como hombre preocupado por el comercio de las ideas, jamás porque ella me haya producido esa indescriptible emoción que se siente cuando en voz, en el tono, en las palabras de un amigo que ha dejado de verse por mucho tiempo se advierten los recuerdos de un sitio en que uno fue feliz. Acaso para mi dicha, nunca fui feliz en la República Dominicana, ni como ser humano ni como escritor ni como ciudadano; en cambio sufrí enormemente en todas esas condiciones.
Hoy también he sufrido…Pues de mi reunión con Uds. he sacado una conclusión dolorosa, y es ésta: la tragedia de mi país ha calado mucho más allá de donde era posible concebir: La dictadura ha llegado a conformar una base ideológica que ya parece natural en el aire dominicano y que costará enormemente vencer; si es que puede vencerse alguna vez. No me refiero a hechos concretos relacionados con determinada persona; no hablo de que los dominicanos se sientan más o menos identificados con Trujillo, que defiendan o ataquen su régimen, que mantengan tal o cual idea sobre el suceso limitado de la situación política actual en Santo Domingo; no, mis amigos queridos: hablo de una transformación de la mentalidad nacional que es en realidad incompatible con aquellos principios de convivencia humana en los cuales los hombres y los pueblos han creído con firme fe durante las épocas mejores del mundo, por los que los guías del género humano han padecido y muerto, han sufrido y se han sacrificado. Me refiero a la actitud mental y moral de Uds. – y por tanto de la mejor parte de mi pueblo – frente a un caso que a todos nos toca: el haitiano.
Antes de seguir desearía recordar a Uds. que hay una obra mía, diseminada por todo nuestro ámbito, que ha sido escrita, forjada al solo estimulo de mi amor por el pueblo dominicano. Me refiero a mis cuentos. Ni el deseo de ganar dinero ni el de obtener con ellos un renombre que me permitiera ganar algún día una posición política o económica ni propósito bastardo alguno dio origen a esos cuentos. Uds. son escritores y saben que cuando uno empieza a escribir, cuando lo hace como nosotros, sincera, lealmente, no lleva otro fin que el de expresar una inquietud interior angustiosa y agobiadora. Así, ahí está mi obra para defenderme si alguien dice actualmente o en el porvenir que soy un mal dominicano. Hablo, pues, con derecho a reclamar que se me oiga como al menos malo de los hijos de mi tierra.
LOS HE OÍDO A UDS. EXPRESARSE, ESPECIALMENTE A EMILIO Y MARRERO, CASI CON ODIO HACIA LOS HAITIANOS, Y ME HE PREGUNTADO CÓMO ES POSIBLE AMAR AL PROPIO PUEBLO Y DESPRECIAR AL AJENO; CÓMO ES POSIBLE QUERER A LOS HIJOS DE UNO AL TIEMPO QUE SE ODIA A LOS HIJOS DEL VECINO, ASÍ, SÓLO PORQUE SON HIJOS DE OTROS. CREO QUE UDS. NO HAN MEDITADO SOBRE EL DERECHO DE UN SER HUMANO, SEA HAITIANO O CHINO, A VIVIR CON AQUEL MÍNIMO DE BIENESTAR INDISPENSABLE PARA QUE LA VIDA NO SEA UNA CARGA INSOPORTABLE; QUE UDS. CONSIDERAN A LOS HAITIANOS PUNTO MENOS QUE ANIMALES, PORQUE A LOS CERDOS, A LAS VACAS, A LOS PERROS NO LES NEGARÍAN UDS. EL DERECHO DE VIVIR…
Pero creo también – y espero no equivocarme – que Uds. sufren una confusión; que Uds. han dejado que el juicio les haya sido desviado por aquéllos que en Haití y en la República Dominicana utilizan a ambos pueblos para sus ventajas personales. Porque eso es lo que ocurre, amigos míos. Si me permiten he de explicárselo: EL PUEBLO DOMINICANO Y EL PUEBLO HAITIANO HAN VIVIDO DESDE EL DESCUBRIMIENTO HASTA HOY – O DESDE QUE SE FORMARON HASTA LA FECHA – IGUALMENTE SOMETIDOS EN TÉRMINOS GENERALES. Para el caso no importa que Santo Domingo tenga una masa menos pobre y menos ignorante. No hay diferencia fundamental entre el estado de miseria e ignorancia de un haitiano y el de un dominicano, si ambos se miden, no por lo que han adquirido en bienes y conocimientos, sino por lo que les falta adquirir todavía para llamarse con justo título, seres humanos satisfechos y orgullosos de serlo. EL PUEBLO HAITIANO ES UN POCO MÁS POBRE, Y DEBIDO A ESA CIRCUNSTANCIA, LUCHANDO CON EL HAMBRE, QUE ES ALGO MÁS SERIO DE LO QUE PUEDE IMAGINARSE QUIEN NO LA HAYA PADECIDO EN SÍ, EN SUS HIJOS Y EN SUS ANTEPASADOS, PROCURA BURLAR LA VIGILANCIA DOMINICANA Y CRUZA LA FRONTERA; SI EL CASO FUERA AL REVÉS, SERÍA EL DOMINICANO EL QUE EMIGRARÍA ILEGALMENTE A HAITÍ. El haitiano es, pues, más digno de compasión que el dominicano; en orden de su miseria merece más que luchemos por él, que tratemos de sacarlo de su condición de bestia. Ninguno de Uds. sería capaz de pegar con el pie a quien llegara a sus puertas en busca de abrigo o de pan: y si no lo hacen como hombres, no pueden hacerlo como ciudadanos.
Ahora bien, así como el estado de ambos pueblos se relaciona, porque los dos padecen, así también se relacionan aquéllos que en Santo Domingo igual que en Haití explotan al pueblo, acumulan millones, privan a los demás del derecho de hablar para que no denuncien sus tropelías, del derecho de asociarse políticamente, para que no combatan sus privilegios, del derecho de ser dignos para que no echen por el suelo sus monumentos de indignidad. No hay diferencia fundamental entre los dominicanos y los haitianos de la masa; NO HAY DIFERENCIA FUNDAMENTAL ENTRE LOS DOMINICANOS Y LOS HAITIANOS DE LA CLASE DOMINANTE.
Pero así como en los hombres del pueblo en ambos países hay un interés común ―el de lograr sus libertades para tener acceso al bienestar que todo hijo de mujer merece y necesita―, en las clases dominantes de Haití y Santo Domingo hay choques de intereses, porque ambas quieren para sí la mayor riqueza. Los pueblos están igualmente sometidos; las clases dominantes son competidoras. Trujillo y todo lo que él representa como minoría explotadora desean la riqueza de la isla para sí; Lescot y todo lo que él representa como minoría explotadora, también. Entonces, uno y otro –unos y otros, mejor dicho– utilizan a sus pueblos respectivos para que les sirvan de tropa de choque: esta tropa que batalle para que el vencedor acreciente su poder. Engañan ambos a los pueblos con el espejismo de un nacionalismo intransigente que no es amor a la propia tierra sino odio a la extraña, y sobre todo, apetencia del poder total. Y si los más puros y los mejores entre aquéllos que por ser intelectuales, personas que han aprendido a distinguir la verdad en el fango de la mentira se dejan embaucar y acaban enamorándose de esa mentira, acabaremos olvidando que el deber de los más altos por más cultos no es ponerse al servicio consciente o inconsciente de una minoría explotadora, rapaz y sin escrúpulos, sino al servicio del hombre del pueblo, sea haitiano, boliviano o dominicano.
Cuando los diplomáticos haitianos hacen aquí o allá una labor que Uds. estiman perjudicial para la República Dominicana, ¿saben lo que están haciendo ellos, aunque crean de buena fe que están procediendo como patriotas? Pues están simplemente sirviendo a los intereses de esa minoría que ahora está presidida por Lescot como ayer lo estaba por Vincent. Y cuando los intelectuales escriben –como lo ha hecho Marrero, de total motu proprio según él dijo olvidando que no hay ya lugar para el libre albedrío en el mundo– artículos contrarios a Haití están sirviendo inconscientemente –pero sirviendo– a los que explotan al pueblo dominicano y lo tratan como enemigo militarmente conquistado. No, amigos míos… Salgan de su ofuscación. NUESTRO DEBER COMO DOMINICANOS QUE FORMAMOS PARTE DE LA HUMANIDAD ES DEFENDER AL PUEBLO HAITIANO DE SUS EXPLOTADORES, CON IGUAL ARDOR QUE AL PUEBLO DOMINICANO DE LOS SUYOS. No hay que confundir a Trujillo con la República Dominicana ni a Lescot con Haití. Uds. mismos lo afirman, cuando dicen que Lescot subió al poder ayudado por Trujillo y ahora lo combate. También Trujillo llevó al poder a Lescot y ahora lo ataca. Es que ambos tienen intereses opuestos, como opuestos son los de cada uno de los de sus pueblos respectivos y los del género humano.
NUESTRO DEBER ES, AHORA, LUCHAR POR LA LIBERTAD DE NUESTRO PUEBLO Y LUCHAR POR LA LIBERTAD DEL PUEBLO HAITIANO. CUANDO DE AQUÉL Y DE ESTE LADO DE LA FRONTERA, LOS HOMBRES TENGAN CASA, LIBROS, MEDICINAS, ROPA, ALIMENTOS EN ABUNDANCIA; CUANDO SEAMOS TODOS, HAITIANOS Y DOMINICANOS, RICOS Y CULTOS Y SANOS, NO HABRÁ PUGNAS ENTRE LOS HIJOS DE DUARTE Y DE TOUSSAINT, PORQUE NI ESTOS IRÁN A BUSCAR, ACOSADOS POR EL HAMBRE, TIERRAS DOMINICANAS EN QUÉ COSECHAR UN MÍSERO PLÁTANO NECESARIO A SU SUSTENTO, NI AQUÉLLOS TENDRÁN QUE VOLVER LOS OJOS A UN PAÍS DE ORIGEN, IDIOMA Y CULTURA DIFERENTES, A MENOS QUE LO HAGAN CON ÁNIMO DE AUMENTAR SUS CONOCIMIENTOS DE LA TIERRA Y LOS HOMBRES QUE LA VIVEN.
Ese sentimiento de indignación viril que los anima ahora con respeto a Haití, volvámoslo contra el que esclaviza y explota a los dominicanos; contra el que, con la presión de su poder casi total, cambia los sentimientos de todos los dominicanos, los mejores sentimientos nuestros, forzándonos a abandonar el don de la amistad, el de la discreción, el de la correcta valoración de todo lo que alienta en el mundo. Y después, CONVOQUEMOS EN SON DE HERMANOS A LOS HAITIANOS Y AYUDÉMOSLES A SER ELLOS LIBRES TAMBIÉN DE SUS EXPLOTADORES; a QUE, LO MISMO QUE NOSOTROS, PUEDAN LEVANTAR UNA PATRIA PRÓSPERA, CULTA, FELIZ, EN LA QUE SUS MEJORES VIRTUDES, SUS MEJORES TRADICIONES FLOREZCAN CON LA MISMA ESPONTANEIDAD QUE TODOS DESEAMOS PARA LAS NUESTRAS. HAY QUE SABER DISTINGUIR QUIÉN ES EL VERDADERO ENEMIGO Y NO OLVIDAR QUE EL DERECHO A VIVIR ES UNIVERSAL PARA INDIVIDUOS Y PUEBLOS. Yo sé que Uds. saben esto, que Uds., como yo, aspiran a una patria mejor, a una patria que pueda codearse con las más avanzadas del globo. Y no la lograremos por otro camino que por el del respeto a todos los derechos, que si están hoy violados en Santo Domingo no deben ofuscarnos hasta llevarnos a desear que sean violados por nosotros en lugares distintos.
Yo creo en Uds. Por eso he sufrido. Creo en Uds. hasta el hecho de no dolerme que Marrero mostrara a Emilio el papelito que le escribí con ánimo de beneficiarlo y sin ánimo de molestar ni por acción ni por omisión a Emilio. En todos creo, a todos los quiero y en su claro juicio tengo fe. Por eso me han hecho sufrir esta tarde.
Pero EL PORVENIR HA DE VERNOS UN DÍA ABRAZADOS, EN MEDIO DE UN MUNDO LIBRE DE OPRESORES Y DE PREJUICIOS, UN MUNDO EN QUE QUEPAN LOS HAITIANOS Y LOS DOMINICANOS, Y EN EL QUE TODOS LOS QUE TENEMOS EL DEBER DE SER MEJORES ESTAREMOS LUCHANDO JUNTOS CONTRA LA MISERIA Y LA IGNORANCIA DE TODOS LOS HOMBRES DE LA TIERRA.
Mándenme como hermano y ténganme por tal.
JUAN BOSCH.
Fuente: Juan Bosch. “Para la historia: dos cartas”. Santiago de los Caballeros (Rep. Dom.): Editorial El Diario, 1943. Págs. 3-8.
4 comentarios:
El profesor Bosch dijo muchas cosas con relación al pueblo haitiano. Esas frases las dijo el profesor en los años 40, desde Cuba. Eran otros tiempos.
Pero lo que no dijo Bosch era que teníamos que renunciar a nuestra soberanía y nuestros derechos como nación libre.
El profesor Bosch también pensó lo siguiente sobre los haitianos, demostrando así que era un patriota dispuesto a defender la dignidad de nuestro país:
El 29 de abril el periódico El Caribe traía el siguiente titular de portada: BOSCH EMPLAZA RÉGIMEN DUVALIER. Gobierno Protesta violación a Embajada Dominicana. Demanda Desalojar Sede En un plazo de 24 Horas. Por Miguel A. Hernández. El presidente Juan Bosch denunció enérgicamente anoche los ultrajes del gobierno haitiano contra el Estado dominicano, y manifestó que si los mismos no terminan en un plazo de 24 horas, le pondría punto final con los medios que se hallan a su alcance. El jefe de Estado advirtió que la situación en la crisis entre los gobiernos de República Dominicana y Haití. “Hemos sido insultados –dijo- sin haber provocado nosotros el insulto; se ha invadido nuestra embajada con fuerzas armadas, lo cual equivale a una invasión a nuestro país y es una ofensa imperdonable a nuestra dignidad” (El Caribe, 29 de abril de 1963, No.5452).
Fuente: http://www.almomento.net/news/135/ARTICLE/25816/2009-01-30.html
A caso la invasión pacifica de los haitianos, auspiciada por potencias extranjeras y por la elite haitiana, no es también una ofensa a nuestra dignidad?
Como decía también el profesor: “¿Comprende?”
Robert Sánchez
Gracias Robert por visitarnos y por tu opinión, la cual es publicada y respetada.
Voy a darte mi punto de vista.
La invasión haitiana masiva la permitió Leonel Fernández en sus 8 años de Gobierno. Las estadísticas están ahí, fue permisivo e irresponsable, como lo fue con todo. El más irresponsable de todos los gobernantes que ha tenido República Dominicana, superando incluso a los dictadores. No lo digo yo, lo dicen sus resultados en todos los órdenes. A Leonel Fernández lo único que yo, quien escribe, le reconozco, fue su respeto a la prensa y a a sus opositores. Pero ese no es el tema.
Todos los que estamos defendiendo la causa de los dominicanos descendientes de haitianos estamos defendiendo a nuestros compatriotas, son dominicanos. No estamos defendiendo haitianos ilegales, ni a invasores pacíficos ni a falsificadores de documentos.
La Constitución de 1966, que regía hasta el 26 de enero de 2010 decía así: 'Todo ciudadano nacido en República Dominicana, es dominicano". Eso quiere decir que legalmente, todo el que nació aquí en RD entre 1966 y el 26 de enero de 2010, es dominicano.
Y ahora, en 2013, el Tribunal Constitucional falla que no, que desde 89 u 81 años atrás, todo el que es hijo de un ilegal, aunque haya nacido aquí, no es dominicano.
Ese fallo es violatorio de la reformada Constitución de 2010 que dice: "Ninguna Ley puede ser retroactiva, a menos que vaya en beneficio de los ciudadanos", y ese fallo del TC es en perjuicio de los ciudadanos.
Nosotros no estamos defendiendo haitianos, estamos defendiendo dominicanos.
Para que tengas una idea de lo grave que es la barbaridad cometida por la rancia oligarquía que manda, la cleptocracia gobernante, toma el ejemplo de la ciudadana a quien fue dirigida la sentencia que expresó:
"Entonces, ¿de qué nacionalidad soy yo? - Yo nací aquí, nunca he ido a Haití, no conozco Haití ni tengo familias ni conocidos en Haití.
Y yo le pregunto Robert:
¿Qué hacemos con esa dama?
¿La tiramos al mar?
Saludos,
Juan Santos / DLRD
Hola juan:
Completamente de acuerdo con usted acerca de Leonel Fernández. No creo que haya existido un gobernante más corrupto, irresponsable, megalómano y narcisista.
Siempre dije que a Él nunca le importó este país. Solo utilizó la presidencia de la república para enriquecer a un grupito, a mi entender el grupo más poderoso y corrupto en la historia de nuestro país, y para proyectar su imagen a nivel internacional con fines de llegar a la presidencia de la ONU.
Derrochó todos los recursos del estado como si fueran propios para lograr sus fines, convirtiéndose en el mayor corruptor de nuestra sociedad. Controló, y aún controla, todos los poderes del estado, lo que le asegura la impunidad a él y a sus cómplices.
Retomando el caso de la sentencia de TC, considero que hace mucho tiempo que se debió haber tomado medidas para evitar el flujo de personas ilegales hacia nuestro país, y evitar llegar a la situación actual. Flujo este permitido por mucho tiempo por las autoridades, agudizándose, como bien usted dice, en los gobiernos del señor Fernández.
Creo que la sentencia es una medida patriótica y nacionalista para la preservación de la nación dominicana que, a mi entender, de seguir la situación de la masiva inmigración ilegal estaría condenada a desaparecer. Aunque no creo que la sentencia por si sola puede resolver el problema migratorio de tantos años permitido de manera irresponsable por nuestros políticos. Pero de algún modo había que comenzar.
Pero si en algo no estoy de acuerdo con relación a la sentencia del TC, es en la aplicación de la ley de forma retroactiva. Es un absurdo pretender quitarles la ciudadanía a personas nacidas en el país, por ejemplo, en 1929. Una persona nacida aquí y con 84 años viviendo en nuestro país es más dominicana que el plátano.
Gracias, juan, por responder.
Un saludo,
Robert Sánchez, desde Santiago
Ve Usted?
Ahí es que está el problema, dejan sin nacionalidad a personas que legalmente le correspondía ser dominicanos.
Gracias de nuevo por visitarnos y por su opinión.
Juan Santos / DLRD.
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