Por gestiones del consulado dominicano en Juana Méndez, las autoridades haitianas liberaron a cuatro de cinco dominicanos encerrados durante tres días por cruzar la frontera sin permiso. Se dijo que una turba de haitianos los apresó y entregó a la comisaría. Un quinto detenido fue dejado en prisión dizque para investigaciones. El grupo cruzó la frontera para reclamar la devolución de una motocicleta robada, pero fueron a parar a la cárcel. Difícil será regatearle derecho a la Policía de Haití para detener a cinco intrusos que cruzaron ilegalmente hacia el vecino país, aunque fueron encerrados sin posibilidad de tener asistencia jurídica. Valdría la pena preguntarse si la historia fuera al revés y en vez de cinco dominicanos apresados por una multitud en Haití, fueran haitianos que correrían igual suerte de este lado de la frontera. Posiblemente el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados enviaría una “comisión de alto nivel” a Dajabón para determinar la magnitud de la discriminación étnica y ver si esa acción puede ser considerada como un acto de apatridia.
La verdad es que los dominicanos no tienen la misma suerte que sus pares haitianos, que pueden cruzar la frontera sin que ninguna autoridad se atreva a detenerlos ni repatriarlos, pues las protestas llegarían hasta la Fundación Kennedy, la OEA, ACNUR, ONU, Ginebra, Caricom… y más.
Primera Fila
El Nacional.com.do
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