El vómito morado: entre moscas y afiches
La chercha sórdida de la celebración de la Navidad, Año Nuevo y Reyes -y todo eso con que la gente tiene la prudencia de aturdirse a plazo fijo- y que tal vez no tenga que avergonzar a los borrachos, pero si a los sobrios; se multiplicó en esta ocasión, por la coincidencia de las "fiestas" -con mucho de matanza vomitiva- con la campaña para las "elecciones" internas del PLD, en las que se debía seleccionar -con procedimientos completamente aleonelados- a unos compañeritos y compañeritas, que aspiraban a ascender de la categoría de garrapatas a la de sanguijuelas y de la sanguijuelas a la de cierto tipo leptospiras.
Los afiches, muchos de ellos carísimos, regados por todas partes, tienen el país embadurnado de pies a cabeza. No es posible dejar de verlo. Miremos donde miremos, aún entre la opulencia más chillona, hay carencias básicas, pero ahí está todavía el desfile apretujado de ladrones y delincuentes, en una diarrea de vómitos morados, que repugna y asquea, por lo menos a los sensibles, ya que también hay indiferentes y permisivos que pueden tragarse un hipopótamo vivo, sin eructar.
Lo he preguntado una y otra vez a todo el que se me ha puesto al alcance : Dígame la verdad ¿Usted se siente bien, mirando todos esos afiches? ¿No siente que algo se le revuelve por dentro? ¿Realmente cree que está bien, que esto aporta algo, que esto se financia limpiamente? ¿De dónde Usted cree que salen los cuartos para todo este desborde de codicia e impunidad? ¿Se le ha ocurrido que quizás lo que algunos botan para arriba, gastando lo que no es suyo, hace falta de emergencia, en lugares que no son pancartas, ni afiches, ni prebendas de propagandas? ¿ La patria que se emplea como garrote para agredir a los sectores indefensos, no le susurra nada al oído cuando exhibe todos los mordiscos que recibe? ¿Cuánto habrá soltado el Presidente Mosca Muerta para la campaña? ¿Cúanto habrán aportado el León-gato barcino y su cómplice, el otro gato, Félix, de los fondos acumulados con los robos al Estado y los macuteos desde él?
¡Afiches! ¡Afiches! ¡Afiches! ¡Afichitos! ¡Afichotes! ¡Vallas electrónicas!, ¡Pancartas!,¡Solares! ¡Botellas! ¡Dinero! ¡Yipetas! ¡Drogas! ¡Mujeres!¡Hombres! Todo a cuenta de los bienes públicos.
La sonrisa falsa, la expresión calculada, la mirada torva, la afabilidad hipócrita, algunas con bocas grotescas, desfiguradas por las inyecciones exageradas de colágeno, pagadas con dinero del país; otros con las ojeras inmunes a las amabilidades del photoshop, bajo ojos de buitres hambrientos; más allá El Jabalí de Erimanto, a la izquierda, la foto de una Gorgona, de aquél lado, una hiena, a la derecha, multitud de gusanos de los que progresan comiendo cadáveres, más allá, en la valla mas grande, una medusa con bigotes.
En los afiches abundan buitres, cucarachas, chinches, pulgas, polillas, comejenes, ratas, virus, hongos, bacterias. La "autopista" Duarte está llena de fotos de protozoos, cestodos y trematodos mortíferos.
Por todos lados, los afiches anuncian las buenas intenciones fingidas, las virtudes inexistentes y la solidaridad armada de espuelas, de una multitud de Escherichia Coli, clamidias, estafilococos y hasta bacterias carnívoras de las estreptococos, que con solo verles la cara, una siente que le arrancaron por lo menos un brazo.
Muchos fueron llevados a votar en múltiples ocasiones sin que tuvieran que presentar documentación en ningún sitio. El precio promedio de un voto fue 300 pesos y algunos votantes también fueron recompensados con cinco libras de arroz, una latica de salsa de tomate, dos pica-pica, un sazón de los que pueden servir como insecticidas y un cuartillo de aceite.
La camada de los nuevos ricos atutumpotados por su "ascenso" a los organismos superiores del PLD se ha ampliado. Sobre los hombros de todos en el país, pesan los impuestos para enriquecer a estos parásitos ahora multiplicados. En la conciencia de algunos queda el agravio. En las calles quedan los afiches, tan parecidos y pertenecientes a la basura que amenaza con ahogarnos, porque los presupuestos de los cabildos desaparecen entre las manos de los alcaldes, regidores, botellas, asesores y técnicos.
Al menos en Santiago la cantidad de anuncios de campaña compite con la cantidad de basura y es imposible decidir dónde hay mas moscas, si entre los los zafacones desbordados o en las fotos de los afiches.
Sara Pérez
DIARIO DE LA CIGUAPA
acento.com.do
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