Y US$23 mil millones más de deuda externa
Este blog se enorgullece de reproducir el artículo de la prestigiosa periodista Minerva Isa, publicado en el día de ayer en el diario Hoy. Nuestra opinión sobre este brillante reportaje es que sintetiza los resultados de la gestión de ocho años de Leonel Fernández, dos años y cuatro meses del presidente Danilo Medina y la actitud del gran empresariado dominicano. Los empleos y salarios, estos son los resultados de diez años de crecimiento económico y el aumento de nuestra deuda externa de US$9,400 millones en 2004, a más de US$32 mil millones a diciembre de 2014. Estos son los resultados del "E´pa´lante que vamos", de "El Progreso" y de "Hacer lo que nunca se había hecho".
República Dominicana: una fábrica de pobres, subocupados y delincuentes
El obrero merece su salario”. Lo necesita. Pero en el país no se cumple el mandato bíblico, el jornal invita a mendigar, a delinquir. El salario no garantiza condiciones mínimas de vida al trabajador y su familia, con una retribución muy inferior al costo de subsistencia, que los sitúa en la pobreza o en la indigencia.
Pese al crecimiento económico, República Dominicana sigue siendo una fábrica de pobres, subempleados y delincuentes, realidad afianzada en el desempleo y la excesivamente baja remuneración, en el denso valladar que los trabajadores encuentran al buscar opciones para aumentar sus ingresos, lo que a muchos empuja a la delincuencia, a asaltar, robar o vender narcóticos.
No obstante la alta rentabilidad, los empleadores aprietan el nudo estructural de la desigualdad, que radica en el mercado laboral. La ausencia de un empleo con justa paga, indispensable para enfrentar la pobreza, agudiza y perpetúa la inequidad por la involución social, inclusive en estratos medios, sobre todo la clase media baja que cae en cascada entre los pobres.
Entre ellos está el 70% de la población afiliada a la Seguridad Social, con un ingreso mensual inferior a RD$20,000, monto con una sensible pérdida de poder adquisitivo, que al arrastrar una inflación acumulada, en muchos no resarcida, los lanza a la pobreza.
Esto lo confirma la Primera Encuesta de Cultura Económica y Financiera, del Banco Central, al revelar que en el 96.1% de los hogares el ingreso mensual promedio es de RD$19,409, de los que 59.7 por ciento percibe RD$18,000.
Son pobres, muy pobres. No obstante, esa cantidad resulta más de tres veces superior al salario mínimo público, de RD$5,117 mensual, y muy superior al que rige en el sector formal de la economía: RD$11,292, para grandes empresas no sectorizadas, RD$7,763, en las medianas, y RD$6,880, en las pequeñas.
Su valor nominal se contrae con los descuentos de la Seguridad Social y planes de retiro, impuestos al consumo y la inflación, que en el 20% de la población más pobre es superior al 20 por ciento más rico.
A la ínfima remuneración y desempleo se suma la desigual dotación de capacidades que la falta de oportunidades provoca.
Extremos. La desigualdad salarial es escandalosamente extrema en la administración pública. Los empleados con sueldo mínimo, la mayoría, tienen que trabajar 15 años para ganar el millón de pesos que en un mes reciben unos cuantos funcionarios del Estado.
Asimismo, la mayor parte de los operarios de pequeñas y medianas empresas deberán laborar un período similar para lograr lo que su patrón gasta en una yipeta, un viaje o una boda, y aún más cuando las fiestas cuestan dos y tres millones de pesos o más, como ha ocurrido.
La situación no varía en obreros azucareros con un mínimo mensual de RD$5,000, en poco cambia para las empresas no sectorizadas, como las zonas francas, tampoco para hoteles y restaurantes, con sueldos que fluctuan entre los RD$5,191, RD$5,768 y RD$8,040. En grandes cadenas hoteleras muchos asalariados no reciben mayores ingresos por no estar en áreas de propinas. Además, hay casos de retención parcial del 10% legal cobrado en restaurantes.
Predominan jornales tan deprimidos que en el Foro de Inversión Extranjera de 2014 la mano de obra barata
se exhibió como una presea. Junto a las ventajas tributarias, funcionarios ponderaron la existencia de un “salario competitivo” para atraer capitales foráneos.
El mínimo salarial dista mucho del costo medio nacional de la canasta familiar, de RD$27,887.64 mensual; RD$36,796 en el Gran Santo Domingo; RD$25,296, el resto urbano, y RD$16,787, zona rural, donde un maquinista gana RD$8,400 mensual, y un jornalero RD$234 diario, desde que en 2013 recibiera un alza irrisoria de 29 pesos.
En los últimos cuatro años el salario mínimo real disminuyó en más de 25%. El costo de la canasta subió RD$4,489, mientras el jornal creció en RD$2,164, menos de la mitad.
Difícilmente escapen a la pobreza ni siquiera los obreros de las grandes empresas con RD$11,292 mensuales para todo: desayuno, comida y cena, transporte, vivienda. ¿Cómo cubrir los gastos en ropa para ir al trabajo, medicamentos, imprevistos por enfermedad?
Tras los descuentos quedan RD$10,500, no más de RD$355 diario, sangrados por usureros, por colmados especuladores a los que les ata el crédito. Cobran para pagar. Y pagan para seguir endeudándose. De ahí la presencia en cajeros automáticos de prestamistas que retienen las tarjetas de débito de trabajadores para cobrar lo adeudado.
Implicaciones éticas. El salario, históricamente bajo, tiene implicaciones económicas y éticas, repercusiones funestas para el obrero, la familia y la sociedad por neutralizar el desarrollo humano, por las formas ilícitas de sobrevivencia a que muchos recurren al buscar el faltante.
¿Cómo lo obtienen? Consumida gran parte del salario por préstamos, los que no tienen la alternativa de un extra con algún chiripeo, venden un televisor, vacían la casa en una compraventa o imitan el modelo de delincuentes de cuello blanco, políticos corruptos y patronos a quienes no le basta la plusvalía.
La expansión económica tuvo un magro impacto en la generación de empleos. Los nuevos puestos los absorbió el crecimiento de la población incorporada a la Población Económicamente Activa (PEA).
Según la citada encuesta del Banco Central, en los últimos 15 años se creó un millón de empleos, en gran parte trabajadores por cuenta propia y en sectores de muy baja productividad. Entre octubre de 2012 a igual mes de 2014 se generaron 235,600, un promedio anual de 117 mil, en su mayoría absorbidos por unos cien mil trabajadores que cada año se incorpora a la PEA.
La composición del mercado laboral refleja la incapacidad de la economía formal de generar empleos: del total de la PEA, estimada en alrededor de cinco millones de trabajadores, 14.9% están desempleados y 57% en ocupación informal. El 28.1% de los puestos restantes lo aportan el sector formal y el Estado, con una nómina de más de 600 mil empleados, inflada por puestos improductivos.
En el Presupuesto General del Estado 2015 asignaron RD$139,006 millones para aumentos en Educación, Defensa y otros, pero el sector público sigue marcado por enormes contrastes. Altos sueldos de RD$500 mil, RD$800 mil y RD$1,029,000. Y pensiones entre RD$100 mil y RD$200 mil, algunos con otro sueldo de lujo adicional en un nuevo cargo. Ocurre sin sonrojos frente a la mayoría con salarios y jubilaciones de hambre.
Economistas proponen reducir en 10 y 15% los altos sueldos, hacer ajustes salariales escalonados, generar ahorros para subir el salario mínimo público.
Insisten, a la vez, en un aumento en el sector privado. Estiman que además de socialmente injusto, la congelación del salario es mala práctica económica. Incrementándolo se eleva la demanda agregada, que se estanca con bajos sueldos.
Escasa visión. El obrero merece su salario, pero el afán de acumular riquezas obnubila a quienes detentan el poder político y económico. No acaban de entender que con mayor ingreso crece la demanda de bienes y servicios y, por ende, la producción, la productividad.
El Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), la cúpula empresarial, no sabe o pretende ignorar lo que sucede fuera de su burbuja de confort, lo que se padece para sobrevivir con 230 o 350 pesos por día.
La voz fuerte del empresariado, pese a su escasa generación de empleos, disiente del gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, quien atribuye a los bajos salarios que el crecimiento económico se quede concentrado en unos pocos, no vaya a los que producen la riqueza. Esto incentiva el mercado informal, ya que los sueldos se mantienen estancados, pues solo compensan la inflación y no mejora su poder adquisitivo.
El Conep sostuvo su oposición al aumento reclamado por las centrales sindicales, rechazó que el salario sea bajo, como admitieron el presidente Danilo Medina y varios empresarios. Fundamentó la “improcedencia” del alza en que según el Código de Trabajo esa revisión se hace cada dos años y la hicieron en 2013. Negó haberse comprometido a una revisión en 2014.
Los sindicalistas reiteraron que por resolución hubo tal acuerdo y refutaron al Conep contestándole que si en el país no hace falta un reajuste salarial es a partir de “la situación en que se encuentran ellos, no situándose en el lugar de los otros”. Y que deberían ponerlos a vivir tres o cuatro meses con los salarios mínimos que pagan.
¿Sobrevivirían?
La nueva carga del Itbis reduce el ingreso de los pobres y la clase media
¡Qué mal se interpreta en RD la parábola de los talentos! Una exaltación al esfuerzo, pero en el país se aplica literalmente y al que tiene le será dado y al que no tiene se le quitará aún de lo poco que tiene.
¡Qué injusticia! Es lo que ocurre con el ingreso nacional y el sistema fiscal que grava poco a la renta, lo que sucede con las exoneraciones fiscales y otros incentivos, con múltiples privilegios a empresas poderosas de dominicanos y extranjeros. Lo mismo que sucede con la alta concentración de impuestos en el consumo, con mayor peso sobre sectores de menor ingreso, lo ocurrido con el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (Itbis), al mantenerlo el Gobierno en 2015 en 18% en vez del 16% establecido por la Ley 253-12. Aunque lesiona a los pobres, persistirá en adición al aumento previsto de 11 a 13% del Itbis en varios productos de consumo básico.
En cambio, favorecen a los más pudientes con la reducción del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para las personas jurídicas, de 28 a 27%.
Al mantener el 18% del Itbis, la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) alegó que no se cumplió la meta de la presión tributaria de 16%. ¿Ineficiencia? ¿Evasión? ¿Quiénes lo impidieron? No los consumidores, sin posibilidad de evadirlo al hacer sus compras.
Además, pese a la gran pobreza, a la improcedencia de muchas exenciones, el Gobierno otorgó en 2014 exoneraciones impositivas por RD$181,455 millones, un 6.6% del producto interno bruto (PIB).
El total exonerado en 2013 fue de RD$ 147,188 millones, un 5.9% del PIB, a favor de zonas francas, generadores eléctricos, sector industrial, turismo, contratistas y concesionarios del Estado, ventas por Internet, sectores de salud, educación y ONG.
En 2015 superarán el monto de 2013 y 2014, con exoneraciones por RD$20I,751 millones, un 44% de los ingresos estimados para este año. Entre los favorecidos figuran personas físicas que recibirán exenciones generalizadas por RD$61,728 millones, de los que el 87% serán del Itbis. Las zonas francas tendrán exenciones por RD$37,741 millones y los generadores eléctricos, RD$22,660.3 millones, entre otros.
Expertos recomiendan revisar las leyes de incentivo a sectores productivos que generan muy poco empleo. Asimismo, reducir o eliminar subsidios con años de vigencia sin repercutir positivamente en las condiciones de vida de la población, como el otorgado a generadores eléctricos, a empresarios del transporte de pasajeros y carga, que ante la caída de precio de los carburantes rehusen bajar sus tarifas en la proporción en que han sido beneficiados.
Minerva Isa
Hoy