Si a tan ocurrente personaje, ayudado por una máquina del tiempo, le tocara residir en nuestro país podría con suma facilidad intentarse un ejercicio similar, con la segura y voluntaria asistencia mía, lo cual haría con mucho gusto, para aliviar un poco las tensiones y descansar por un rato de la vulgaridad y la incansable e insufrible actividad política.
En mi lista de sugerencias incluiría inicialmente las reformas constitucionales, especialmente la última, que hacen de ella “un pedazo de papel”; al ministerio público, el escrutinio electoral, el Instituto Postal, el Idecoop, la CDEEE y sus edes, la Cámara de Cuentas, las vicepresidencias, como la monjita aquella dije todas; las fundaciones menos una, las reuniones del comité político cuando no asiste el presidente; el Ministerio de la Juventud, la mayoría de los cabildos, la dirección de Caza y Pesca y Salud Pública, salvo cuando de contratar seguros se trata.
Luego me iría por Corde y el Consejo Estatal del Azúcar, sin empresas ni centrales pero sí con muchos “compañeritos” en nómina; la ODC, Bienestar Estudiantil, la Lotería, la programación del canal estatal y el Congreso, bueno para “barrilitos” y la compra exonerada de vehículos de lujo, pero no para muchas otras cosas. Por último, el Parlamento Centroamericano, por el que se pelean tantos políticos, sin olvidarme, por supuesto, de columnas como esta, y evitar así que ciertos ruidos revienten mis oídos.
Miguel Guerrero
La Columna de Miguel Guerrero
elCaribe
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