No es por enchinchar ni echarle leña al fuego, pero después de que el abogado Vinicio Castillo Semán llamó vulgar mentiroso al Procurador General de la República, el doctor Francisco Domínguez Brito, tal vez sea el momento de preguntarse hasta dónde va a permitir el máximo representante del Ministerio Público que llegue el irrespeto y la desconsideración hacia su persona y su investidura de gente que abusa de su condición de funcionario del gobierno y aliado político del PLD.
Supongo que para el funcionario debe ser muy difícil sobrellevar el hecho insólito de que dentro de su propio gobierno compañeros de gabinete como el director de la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, el doctor Marino Vinicio Vincho Castillo, lo coloquen en una situación tan incómoda con la denuncia de que agentes del FBI interrogaron de manera ilegal, pero con su consentimiento, a las domésticas del odontólogo Salomón Melgen, y que encima le monte una agresiva campaña mediática con el propósito de obligarlo a hablar de lo que los Castillo quieren que hable: del curso de las investigaciones, por parte de las autoridades norteamericanas, al senador cubano-americano Bob Menéndez, al doctor Melgen, su principal gestor de fondos de campaña, y al propio Castillo Semán por supuesta prostitución de menores en la República Dominicana.
O sea, un proceso en el que son parte interesada. Yo no sé si para ser un bien pagado funcionario público, o para llegar hasta la primera magistratura de la nación, un sueño al que todos constitucionalmente tenemos derecho, hay que aguantar todas esas vainas con la lengua metida en un bolsillo, pero si es así declaro solemnemente que a partir de hoy ya no me interesa ser Presidente de la República.
Claudio Acosta
Qué se dice
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