Las agresiones de Haití contra autoridades consulares dominicanas, los frecuentes ataques y secuestros de transportistas que llevan mercaderías a ese país y otros incidentes desagradables están colocando un valladar que dificulta los esfuerzos del Gobierno dominicano por alcanzar con el vecino país acuerdos bilaterales que permitan poner en mejor contexto las relaciones de intercambio comercial y el espinoso tema migratorio. Esas ocurrencias, sin duda enrarecen la atmósfera de negociaciones.
En las circunstancias actuales, el Gobierno del Presidente Danilo Medina, artífice de una vía institucional para afrontar el tema migratorio, debería exigir al Gobierno haitiano más respeto para con los dominicanos en ese territorio, en particular nuestros representantes consulares y los transportistas que llevan carga hacia el lado haitiano. Ante los desmanes de Haití, el Estado dominicano ha excedido los límites razonables de tolerancia.
Hay que reaccionar también ante la inusitada presión que ejercen indocumentados haitianos que tratan de penetrar a nuestro territorio. En medio de negociaciones bilaterales, esa presión no puede pasar desapercibida para el Gobierno haitiano, que no mueve un dedo por contenerla. El país necesita adoptar posiciones más firmes y hacer respetar el ordenamiento jurídico de nuestra soberanía como Estado.
Hoy Digital
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