Y sigo todavía creyendo
Desde muy pequeño me hice adicto a leer la revista Selecciones del Reader Digest, mi padre las compraba, las coleccionaba y cuando tuve la edad adecuada me permitía leerlas. Me inicié en la lectura con los paquitos, así le llaman por acá a los cómics o historietas. Sal y Pimienta, Archie, El Llanero Solitario, El Pato Donald, Mickey Mouse, Tarzán, Chanoc, Batman, Superman, Lorenzo y Pepita, La Pequeña Lulú, Viruta y Capulina, etc.
Luego, les llegó el turno a los de la editorial de DeWitt y Lila Acheson Wallace.
Conservo gratos y memorables recuerdos de diversos artículos leídos en Selecciones hasta el día de hoy. Selecciones era eso, una selección de lo mejor que se escribía en el mundo, pero condensado. Continué la colección que heredé de mi padre, llegando al extremo de conseguir los primeros cinco números publicados en español (impresos y traducidos en México) en una librería ubicada en la acera y al lado de un parqueo de una calle perpendicular al Conde, estos números pertenecían a la época de la Segunda Guerra Mundial.
Dedicaba mucho tiempo a la televisión, sobretodo a las series de detectives y tramas policiales. Policías solitarios, en parejas, uno bueno y otro malo, dos malos o dos buenos; y así. La lectura, el cine y la televisión cuando uno es un niño o un adolescente influyen positivamente o negativamente, dependiendo de lo que sublimemente le muestren a uno esos medios de comunicación.
La imagen de la Policía de Nueva York en los Estados Unidos, estaba por el suelo en una época. El Jefe de esa institución defendía a capa y espada a sus subalternos asegurando que era la mejor Policía del mundo; pero los medios habían creado una distorsionada imagen de los guardianes de la ley y el orden.
El Reader Digest hizo una medición de esa honestidad que pregonaba el Jefe policial y distribuyó 20 carteras de hombres en distintos puntos de la ciudad. En ellas había dinero, tarjetas de crédito y documento personales. Unas veces se las entregaban a los policías los mismo periodistas alegando que se las habían encontrado. Para no alargar la historia, las 20 carteras de hombres fueron devueltas intactas en sus respectivos distritos. Ni uno solo de los agentes que intervinieron en los sucesos se quedó con nada de lo que contenían los objetos. Desde esa ocasión hasta este momento jamás juzgo a nadie por las apariencias o la imagen que venden los medios, una lección bien aprendida.
Hoy vi este vídeo que preparó ABC en octubre de 2014, me impactó de la misma manera que lo hiciera en su momento el de Selecciones. Está traducido al español y quizás mucha gente cambie su percepción sobre los que estamos vivos en este siglo XXI.
¿Y usted qué haría?
Marihal / Desde La República Dominicana
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