El tiro de gracia
A pesar de que los rumores sobre una posible alianza entre el PLD y el PRD de cara a las elecciones del 2016 fueron particularmente intensos durante el fin de semana, hasta el punto de que analistas dieron a conocer algunos de los puntos supuestamente acordados en ese pacto, hasta ahora ningún vocero autorizado del partido blanco los ha desmentido.
Por eso hay tanta gente convencida de que ese acuerdo se producirá muy pronto, mas que nada porque el ánimo que parece primar entre los diputados perredeístas, dado el desplome de su partido en las encuestas, es la de mas vale pájaro en mano que cientos volando, por lo que la mayoría está considerando dar el “sí quiero” a una propuesta de los reeleccionistas imposible de rechazar en sus circunstancias: repostularse en sus curules a cambio del voto favorable para la modificación de la Constitución, la ya famosa fórmula reelección por reelección, como parte de una gran alianza electoral que encabezaría el partido oficial y que involucraría a por lo menos 20 organizaciones políticas.
Ese pacto implicaría también, según versiones periodísticas, la candidatura presidencial perredeísta, la senaduría del Distrito Nacional, que recaería en Víctor Gómez Casanova, y el consulado de Nueva York, que iría a manos de doña Peggy Cabral viuda Peña Gómez. ¿Pero qué explicación le daría Miguel Vargas a la militancia perredeísta para justificar el cambio de posición frente a la reelección? ¿Cómo explicará el “salto dialéctico” que convertiría al PRD, un partido de oposición, en aliado estratégico del PLD? Por supuesto, un pacto de esa naturaleza sería el tiro de gracia para el moribundo PRD, que pasaría así a formar parte de la Alianza Política Nacional que fraguan los reeleccionistas, convirtiéndose en un satélite del partido de gobierno.
Un final indigno, hay que decirlo, para un partido sin el cual no podría escribirse la historia de la democracia dominicana.
Claudio Acosta
Qué se dice...
Hoy
A pesar de que los rumores sobre una posible alianza entre el PLD y el PRD de cara a las elecciones del 2016 fueron particularmente intensos durante el fin de semana, hasta el punto de que analistas dieron a conocer algunos de los puntos supuestamente acordados en ese pacto, hasta ahora ningún vocero autorizado del partido blanco los ha desmentido.
Por eso hay tanta gente convencida de que ese acuerdo se producirá muy pronto, mas que nada porque el ánimo que parece primar entre los diputados perredeístas, dado el desplome de su partido en las encuestas, es la de mas vale pájaro en mano que cientos volando, por lo que la mayoría está considerando dar el “sí quiero” a una propuesta de los reeleccionistas imposible de rechazar en sus circunstancias: repostularse en sus curules a cambio del voto favorable para la modificación de la Constitución, la ya famosa fórmula reelección por reelección, como parte de una gran alianza electoral que encabezaría el partido oficial y que involucraría a por lo menos 20 organizaciones políticas.
Ese pacto implicaría también, según versiones periodísticas, la candidatura presidencial perredeísta, la senaduría del Distrito Nacional, que recaería en Víctor Gómez Casanova, y el consulado de Nueva York, que iría a manos de doña Peggy Cabral viuda Peña Gómez. ¿Pero qué explicación le daría Miguel Vargas a la militancia perredeísta para justificar el cambio de posición frente a la reelección? ¿Cómo explicará el “salto dialéctico” que convertiría al PRD, un partido de oposición, en aliado estratégico del PLD? Por supuesto, un pacto de esa naturaleza sería el tiro de gracia para el moribundo PRD, que pasaría así a formar parte de la Alianza Política Nacional que fraguan los reeleccionistas, convirtiéndose en un satélite del partido de gobierno.
Un final indigno, hay que decirlo, para un partido sin el cual no podría escribirse la historia de la democracia dominicana.
Claudio Acosta
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