Lo sabía! ¡Lo supe siempre! ¡Ningún candidato, ningún presidente de la República le ha salido más caro al pueblo dominicano que Danilo Medina!
¡Dos veces presidente! ¿Pero a qué costo económico, ético y moral? ¿Cuánto hemos pagado para hacerlo presidente de la República? ¿A cambio de qué? ¿Qué hemos recibido por la inversión extraordinaria que hemos hecho? ¿Clientelismo? ¿Paternalismo? ¿Mentiras y más mentiras? Corrupción, impunidad. Endeudamiento. Déficits, inseguridad ciudadana.
Se calcula que la primera elección de Danilo le costó al Estado más de 50 mil millones de pesos, sin contar lo que ahora nos dicen que entregó la constructora brasileña Odebrecht. El déficit generado estuvo por los 200 mil millones de pesos, para el hombre de “el cambio seguro”, para los desfalcadores del erario, para aquellos que debían ir a la cárcel por corruptos.
Tan seguro fue el cambio para ellos que todos están en sus casas, en los mejores puestos del partido y del gobierno disfrutando de sus inmensas fortunas. La impunidad ha sido el resultado del borrón y cuenta nueva iniciado el 16 de agosto del 2012 y que aún se mantiene.
El costo de la reelección, con Odebrecht incluida, es incalculable, sobrepasó la primera “elección” a juzgar por el uso de los recursos del Estado, el endeudamiento de la muy parcial Junta Central Electoral que dejó una deuda de aproximadamente dos mil millones de pesos y del nefasto Tribunal Superior Electoral que le asignaron una “victoria” desde el primer boletín de un 62% y la mayoría de senadores, diputados, alcaldes y regidores.
Las informaciones que nos llegan desde Brasil -¡Siempre desde Brasil!- sobre los sobornos de Odebrecht, más de 92 millones de dólares, las sobrevaluaciones de las obras construidas y en construcción, como las plantas de Punta Catalina y el financiamiento de las campañas electorales nos hablan de un entramado mafioso internacional con serias y graves imputaciones en la República Dominicana.
En países como Colombia, Perú, Panamá y Brasil el Ministerio Público ha demostrado independencia, apego a la ley, voluntad y coraje sometiendo a la justicia a los implicados y ordenando el apresamiento de personas muy importantes.
En el país, en cambio, el Ministerio Público está atado de pies y manos por el poderoso partido de gobierno que controla desde su Comité Político, el poder Ejecutivo, el Congreso, la Justicia y gran parte de los medios de comunicación, incluyendo las “bocinas”.
Joao Santana firmó un acuerdo de delación que fue homologado.
Ha cantado “claro de luna” señalando los países donde intervino por disposición de Odebrecht financiando campañas electorales que le darían a la empresa grandes beneficios.
Juan Taveras Hernández (Juan TH)
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