Sin lugar a dudas, el gobierno se burló del FMI en los dos acuerdos firmados (2005-2008 y 2009 -2012). Para lo único que sirvieron estos acuerdos fue para ser utilizado de pretexto en la aplicación de al menos cinco reformas tributarias en ese periodo de tiempo, multiplicar por tres la deuda pública del país y justificar déficits fiscales recurrentes. Eso es una burla al FMI, que se produjo en la propia cara de los integrantes de la Misión del FMI que nos visitaban, a quienes se les organizaba encuentros con los poderes fácticos, en la búsqueda de apoyo a esas reformas tributarias. Una burla porque ninguna de las revisiones de los dos acuerdos se aprobó sin dispensas.
También una burla al país, especialmente a los más pobres, que son los que han soportado sobre sus costillas la multiplicación del pago de los impuestos, cuyos recursos no se invirtieron en políticas públicas que verdaderamente impactaran en el bienestar de la gente, como la inversión en educación, en salud y en la producción agropecuaria, por solo citar tres sectores sensibles que demandan atención prioritaria del gobierno. El objetivo de estos acuerdos eras sanear las finanzas públicas y hoy están en peor situación.
Acumulamos déficits fiscales al año superior a los 50 mil millones de pesos (2007/2011) y triplicamos la deuda pública de 9,500 millones a 23,500 millones de dólares. El servicio de la deuda supera el 43 por ciento de los ingresos tributarios y somos uno de los países de la región con mayores probabilidades de caer en un default del pago de la deuda, según el documento “intolerancia a la deuda” elaborado por el propio FMI. El stock de certificados del Banco Central no para de crecer y no se ha cumplido con la Ley de Recapitalización del Banco Central.
Al país le pasó como aquellos pacientes que acuden a un médico para que le cure una enfermedad y después del transcurrir del tiempo y de muchos sacrificios financieros y privaciones sociales, se encuentra con que su salud empeora, en vez de mejorar. Generalmente, terminan condenando a ese médico en la hoguera. Cualquier parecido con la situación política actual es pura coincidencia.
Ahora resulta, según los criterios de los funcionarios del área económica del gobierno, que ellos son unos “bravos” que prefirieron romper el Acuerdo Stand By con el FMI a permitir que se aumente el precio de la tarifa eléctrica, que tenía por finalidad reducir el subsidio al sector (900 millones de dólares en el 2011). Su pecado capital consiste en pensar que por siempre tendrían el beneficio de la duda y que la población estaba obligada a creer cuantas cosas dijeran respecto a cualquier tema. Piensan que los dominicanos somos idiotas, que no recordaremos que al momento de ejecutar cada reforma tributaria invitaban al pueblo a resignarse porque no podían contradecir las recomendaciones del FMI.
Cuando es para joder al pueblo con más impuestos se le cae el ruedo de los pantalones frente al FMI. Cuando es para perjudicar al pueblo con un desbordamiento del gasto público durante el proceso electoral, que inevitablemente nos retrotraerá a las restricciones de la política monetaria del segundo semestre del año 2008 y a la caída de la producción y empleo, entonces son unos bravucones dignos de imitación. A otro perro con ese hueso. Ya el pueblo tiene los ojos más abiertos para ver las cosas en su justa dimensión y las orejas mas paradas, para distinguir la verdad de la mentira y separar la paja del trigo. No es verdad que la población va a creer el cuento de que el Acuerdo Stand By no se rompió.
La Revisión del Art. V, a todos los países firmante de los Estatutos del FMI, es una actividad anula rutinaria, no un seguimiento de pos monitoreo a dicho acuerdo como se pretende hacernos creer.
Julio Enrique Caminero
7dias.com.do
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