Comprendo su actitud aunque no signifique que la justifique. Comprendo que sus actos, en principio, se limiten a aprovecharse de ciertos descuidos del pueblo con respecto a lo que sucede en este país.
Usted, que es muy listo…, ¡demasiado!, campa a sus anchas sobre todas las debilidades del dominicano, que tienen de por si una interminable lista de falencias con las que puede manipular desde el más pendejo hasta el más encumbrado de los “Vinchos”.
Sabrá, porque su capacidad de mirar el país es amplia, que hay sectas de adulonería y lambones baratos que le han convertido en el punto de destino de sus más caras expectativas y le rinden generalmente secretas devociones.
Lo más fácil en esta carta sería reclamarle por los robos, las hijaeputadas y demás atropellos que sufrimos los dominicanos, pero no se trata de hacer apología ni propaganda alguna de sus maléficos talentos que evidentemente Ud. no necesita, sino adentrarme un poco en la sutil movilidad de sus mañas para conseguir sorprendentes resultados.
Una de mis preocupaciones mayores, por no decir la mayor, es ver cómo se las arregla para manipular a los responsables de la justicia, esos legisladores y jueces de los que dependemos todos de una u otra manera.
¿Con qué argumentos les convence para responder a sus designios más ominosos?
¿Qué suerte de promesa les ofrece para actuar a su entera conveniencia?.
Como verá, me interesa más la condición humana sometida que cualquier catástrofe por grave e inmensa que sea; lo digo porque el pleno ejercicio de la justicia es el principio básico de la libertad, esa regla de convivencia absolutamente imprescindible para la vida.
Sé recordar sus manejos (que la mayoría de los envilecidos no ve) para impedir el total ejercicio de esa libertad a lo largo de sus períodos de gobierno: mentiras y una larguísima retahíla de falsedades para someter a los que le adversan, los rebeldes y soñadores incrédulos ante la falacia de personajes como usted y demás elenco de seres tan despreciables, como abominables, también como usted.
Seguramente su técnica preferida es hacerles creer que la democracia es un relajo… y usted se burla de la estupidez y el placentero pendejismo.
De vez en cuando, supongo que por algún descuido suyo, nos da el dulce de una democracia que creemos que es la mejor filosofía para una convivencia relativamente justa; pero ante semejante descuido pone Ud. en marcha una serie interminable de recursos para impedir que ese aire fresco refresque más de lo permitido por sus intenciones.
¡Qué manera de perder el tiempo! ¿Es que todavía no se ha dado Ud. cuenta de que los dominicanos somos unos bichos tan raros que somos capaces de resistir hasta el fuego de sus infiernos en nuestras plantas?
¿No se ha dado Ud. cuenta de que tenemos una coraza impenetrable que es la de nuestras imperfecciones y que esa coraza está adherida a nuestra piel y que por más que Ud. insista no va a seguir pendejizándonos?
Cada vez que usted abre esa enorme caja de corrupción, mentiras, engaños, miserias y todo el repertorio de atrocidades que le adornan, nos hace más fuertes y menos vulnerables.
Lo siento por Ud., Leonel Fernández, pero creo que su osadía ha llegado demasiado lejos. Seguramente en el infinito cosmos encontrará quien tiemble ante su presencia y su asqueroso poder –sustentado en el saqueo de los recursos del erario- y logre más éxitos de los que pueda sembrar y cosechar en este país, ¿ó es que no se ha dado cuenta de que aquí ya tenemos quien se ocupa de recoger esa cosecha?
Atentamente,
Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
5 de abril de 2013
acento.com,do
http://www.acento.com.do/index.php/blog/8657/78/Carta-a-Leonel-Fernandez.html
Nota: (Plagio a una carta al diablo encontrada en la Internet..., ¡y que me perdone el autor!)
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