Danilo Medina está atrapado en su laberinto. Si de verdad investigara los sobornos, las falsas licitaciones y sobre valuaciones de las obras construidas por Odebrecht, su gobierno y una parte de la alta dirigencia de su partido quedarían imputados penalmente. Si por el contrario, como todo aparenta, instruye al Ministerio Público a hacer un simulacro de investigación, se hará más que evidente la complicidad y encubrimiento de su gobierno en los actos ilícitos de Odebrecht.
Son muchos los políticos, legisladores y funcionarios que están acorralados. Acostumbrados a cometer sus fechorías contando con un ministerio público y un poder judicial que les garantiza impunidad, ahora están desconcertados ante la investigación y enjuiciamiento llevados a cabo en Brasil y en EE.UU., donde funcionan sistemas judiciales con un alto grado de independencia y que evidentemente escapan a su control.
Y lo que más le agrava la situación al gobierno de Danilo es que, en otros países donde Odebrecht cometió similares actos de corrupción, las autoridades y el Ministerio Público han mostrado una definida voluntad de persecución de los responsables, lo que contrasta con la actitud pusilánime del gobierno y del procurador dominicanos.
En Perú el gobierno canceló a Odebrecht una cuestionada concesión para la construcción de un gasoducto de US$5,000 millones. Y lo más trascendente: el Ministerio Público de ese país alcanzó un acuerdo con los ejecutivos de la empresa para la devolución de los US$29 millones dados en sobornos, además, el compromiso de la empresa de colaborar en la identificación de los intermediarios y destinatarios de éstos.
En Ecuador allanaron las oficinas de Odebrecht y se dispuso, entre otras, una auditoria de todas las obras construidas por la empresa.
En Panamá, el gobierno prohibió concertar nuevos contratos con Odebrecht, debiendo incluso desistir de participar de licitaciones y salirse del contrato de asociación en un proyecto hidroeléctrico del que forma parte.
En la República Dominicana sabemos mucho más cosas que las conocidas en esos países y los actos de corrupción cometidos aquí son de mayor dimensión, empezando porque la propia empresa admite que los sobornos pagados a funcionarios dominicanos, entre 2001 al 2014 ascendieron a US$92 millones.
Se conoce, en las 17 obras de infraestructura contratadas con Odebrecht, algunas sin concluir, cuál es la institución y funcionario firmante por el Estado.
Se sabe también de notables diferencias, entre los montos originales y los finalmente pagados en estas obras. En el acueducto de la Línea Noroeste, de un monto original de US$180 al final se pagó US$251.5; Presa Pinalito, de un presupuesto original de US$131 se terminó pagando US$300; Acueducto Samaná, de US$115 ascendió a US$175; Presa Palomino, de US$225 a US$400; Carretera Constanza-Casabito-El Abanico, de US$41 millones pasó a US$112; Autovía del Coral, de US$279 a US$400; Carretera El Río-Jarabacoa de US$71 a US$100; Acueducto Hermanas Mirabal de US$51 a US$110. En estas ocho obras, la suma de los montos originalmente contratados ascendía a US$1,093.00 millones y el monto finalmente pagado por el Estado fue de US$1,848.5 millones, lo que representa una diferencia a favor de Odebrecht de US$755.5 millones.
Aún están pendientes las sobre valuaciones de las otras obras construidas por Odebrecht: Corredor Duarte I, con un monto original de US$163 millones; Carretera Bávaro-Ubero Alto-Miches-Sabana de la Mar, US$265; Bulevar Turístico del Este, US$110; Carretera SPM-La Romana, US$82; Circunvalación La Romana, US$76; Corredor Duarte II, US$250; Circunvalación Norte de Santiago, US$91; Carretera Piedra Blanca-Ocoa, US$140; Central Termoeléctrica Punta Catalina, US$1,945.
¿Qué impide al Ministerio Público proceder con igual determinación y celeridad que lo han hecho sus pares en los otros países víctimas de los actos de corrupción de Odebrecht? ¿Cómo es posible que aún no se haya adoptado una sola medida cautelar respecto de la Central Termoeléctrica de Punta Catalina, en fase de construcción, con todos los indicios de sobre valuación, soborno e irregularidad en la licitación de esta obra?
Todas estas y otras interrogantes tienen una sola respuesta: Los gobiernos del PLD, incluyendo el que preside Danilo Medina, están embarrados hasta el cuello en el fango de corrupción y sobornos de Odebrecht. La táctica que está aplicando Danilo Medina y su procurador es la de ganar tiempo. Ni actuar, ni investigar, ni acusar por adelantado. Están esperando que salgan en Brasil y en EE.UU. los nombres y los hechos concretos imputados para circunscribirse a esos. Los funcionarios que resulten implicados serán los “peones” que habrán de sacrificarse para evitar que le hagan “Jaque Mate” al Rey.
Ha llegado el momento de las definiciones. O la ciudadanía pasa por alto y sucumbe ante el mayor escándalo de corrupción de toda nuestra historia o se pone de pie y se moviliza y proclama el fin de la impunidad, exige cárcel para los corruptos y recuperación de lo robado.
En esta hora crucial, no hay punto medio, no hay retorno. La indiferencia, el silencio es complicidad.
Guillermo Moreno
Diario Libre
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