Las relaciones de la prensa con el poder político son delicadas, conflictivas; unas veces se alían, otras se repelen. La sociedad es la gran beneficiada de que estos "amores" sean complicados. Debe existir esta tensión (en la primera acepción del diccionario, no como "hostilidad") para que se construya una democracia más sana.
Por eso, preocupa la iniciativa de Euclides Gutiérrez, al intimidar a los anunciantes del programa de la periodista Nuria Piera, buscando la retirada de los anuncios.
Cercenar la libertad de prensa y de expresión vía el estrangulamiento económico, usando directamente métodos de coacción hacia los empresarios que libremente eligen que su mensaje publicitario llegue a los seguidores del programa, no es sólo antidemocrático. Es inútil.
La prensa no trabaja para los anunciantes ni para el poder: lo hace para el ciudadano. A los anunciantes les interesa la prensa independiente porque es la que tiene más y mejores lectores, radioyentes o espectadores.
Los anunciantes quieren que su mensaje llegue. Ni siquiera tienen que estar siempre de acuerdo con el contenido del programa.
La libertad de prensa no se coarta sólo encarcelando periodistas respondones. Los gobiernos democráticos saben que las leyes del mercado son hoy por hoy más efectivas para estos turbios fines que la represión. ¡Pero tampoco funciona a largo plazo!
No es un asunto personal, no atañe sólo a Nuria Piera y a Euclides Gutiérrez. Es un ataque directo a la libertad de prensa.
Inés Aizpún
AM. / Diario Libre
http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=302893
Viñeta: Mentótica
No hay comentarios:
Publicar un comentario